Entrevista | Miguel Ángel Ballesteros | director instituto de estudios estratégicos de Defensa
«Obama tomará decisiones en apariencia contrarias a la paz»
El irector del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa, el general Miguel Ángel Ballesteros, abordó ayer las claves del conflicto en Oriente Medio en la primera conferencia de la IV Jornadas de Seguridad y Defensa organizadas por la Universidad de León y el Club de Prensa del Diario de León, con la colaboración de Paradores.
-El título de su conferencia es muy ambicioso.
-Deberíamos hablar de los conflictos en Oriente Medio, con un nudo gordiano, el palestino-israelí. Pero hay otro conflicto interno en el Líbano, ocasionado por una guerra civil y un sistema de descolonización basado en cuotas religiosas que con el tiempo ha evolucionado. Hay un conflicto heredado de Hizbolá con Israel que está sin cicatrizar y es el motivo por el que nosotros tenemos 1.100 hombres en la frontera sur del Líbano con Israel, en una operación de Naciones Unidas. Hay un conflicto entre Siria e Israel, porque este último tiene ocupados los altos del Golán. Los israelíes tienen ocupadas las granjas de Sheba, que Naciones Unidas dice que es territorio sirio pero los libaneses lo reclaman como territorio propio. Hay un conflicto potencial, pero muy preocupante para los israelíes, que son los programas de nuclearización de Irán, porque Almadineyad no reconoce a Israel como estado. Otro conflicto en vías de solución es la estabilización de Irak. Encaminar hacia la paz el conflicto palestino-israel facilitaría la pacificación de la zona. Mucho me temo que no puedo transmitir un mensaje de optimismo.
-¿No es posible la paz?
-La paz siempre es posible. El presidente del Gobierno está recorriendo la zona porque vamos a tomar la responsabilidad de la presidencia de la UE el 1 de enero. La UE tiene la responsabilidad de impulsar ese proceso de paz porque siempre ha sido un actor importante en ese conflicto. España siempre ha tenido muy buenas relaciones con el mundo árabe y con Israel. Eso sirvió para que en 1991 se celebrase la Conferencia de Madrid que dio lugar a un proceso de paz que en los últimos años se ha deteriorado. Aprovechemos esa condición de país dialogante que puede hacer que se sienten en una mesa las dos partes. Ahora no es una situación fácil.
-Dice que no tiene un mensaje optimista y por otro lado defiende que la paz es posible ¿no es contradictorio?
-La paz hay que trabajarla. En este mundo globalizado no sólo los protagonistas tienen cosas que hacer. Si toda la comunidad internacional empujara en la misma dirección encontraríamos el camino hacia la paz. Hallar una solución a la vuelta de los refugiados palestinos es muy complicado si no hay una gran voluntad por ambas partes. La situación para Jerusalén podría estar en la resolución de Naciones Unidas de 1947 de dejarla como una ciudad desmilitarizada bajo el control de Naciones Unidas.
-¿A que le compromete a Obama el premio Nobel de la Paz otorgado recientemente?
-Se lo han dado por su predisposición a la paz. Un presidente de EE.UU. tiene responsabilidades que a veces comportan acciones que a corto plazo pueden ser militares y exigentes y que en una primera visión pueden ser el antítesis de la paz. La paz se encuentra en el camino largo. La estrategia implica hacer recorridos tortuosos. Obama tendrá que armarse de buenos consejeros en el largo camino para la paz. El nobel no debe presionarle para impedir que actúe con la seriedad de un gobernante que lidera la primera potencia del mundo.
- No ha mencionado a Afganistán ¿considera que se sigue una buena estrategia?
-Las cosas no van bien en Afganistán. El comandante de las fuerzas en Afganistán ha hecho un informe con sus reflexiones para un cambio de estrategia. La operación de la OTAN es una responsabilidad de 28 países y las decisiones se toman por unanimidad. España también participa en la decisión de la estrategia. La mayor parte de los analistas coinciden en que hay que ir a una estrategia de afganización, que el pueblo sea el que tome la responsabilidad de su propia seguridad, lo que implica ayudarles a crear una policía bien organizada y numerosa y un ejercito bien formado y, paralelamente, desarrollar instituciones e infraestructuras para que tengan un estado. Hay que ser respetuosos con sus culturas.
-Según la defina la oposición o el Gobierno la participación del Ejército puede ser una misión de paz o una intervención en una guerra.
-Hemos ido a Afganistán con una resolución de capítulo 6 de Naciones Unidas, que no es una acciones de guerra, recogidas en los capítulos 7. Si van militares es porque no pueden ir oenegés. Los militares van armados pero no pueden utilizar las armas salvo en defensa propia. Si un soldado sufre un tiroteo durante cuatro horas, para él es una guerra, se está jugando la vida. Todos sabemos que allí hay una situación que equivale a una guerra, pero no ha habido una declaración oficial. España debería aparcar esa discursión.