El reloj de Bayón, el tiempo de la UPL

El compás tiene tanto que ver en política como en la música; el compás marca los pasos, como los que van a darse en la UPL y en su entorno —y cuando se dice entorno se incluyen muertos, muertos vivientes, muertos que van a resucitar y otros que estaban conteniendo la respiración— a partir del congreso de refundación. Todos al son del compás, menos uno. García Bayón, que se mueve por las prisas del reloj. Tic tac, la hora de Lázaro. Lázaro, que huele a chamusquina y sale raudo y veloz a articular su candidatura nada más que se cerraron las puertas del salón de las Infantas de León que acogió el evento. Lázaro, García Bayón, —que sigue sin pisar el Ayuntamiento del que cobra más de 3.000 euros al mes de vellón por no ejercer de jefe de informática— tiene el reloj en la misma hora que Pardo, Abel, y en función de esa hora se mueve. Porque sabe que a Pardo le puede estallar en las manos un invento llamado Llionpedia y entonces le dejaría sin legitimidad y sin hora para presentar sus credenciales a la secretaría general. Allá va el solo sostenido de Bayón para el pianista Pardo, que hace dos años formaba parte de la candidatura al control de la UPL de la que se bajó el alcalde de Villaquilambre en aras del bien común. La hora de Bayón, y una menos de Rodríguez de Francisco, que tiene una opción de volver a la UPL con Bayón como padre acogedor. Que espabile Chamorro, que ya tiene las termitas a los pies del edificio. Y si De Francisco no logra adelantar su reloj para ponerlo en hora con el de Bayón —como está previsto— tendrá que ir a por uno de pared, que le cante al vicealcalde de León el ajuste, pero de cuentas. A un año de las elecciones, Bayón y De Francisco ya refundidos, irán por el pacto con los socialistas en León y buscarán que salte por los aires —mejor para el PSOE—. Bayón tiene un reloj, la UPL, el tiempo y Bayón y De Francisco quieren parar el reloj de Chamorro. A ver.