Reportaje | andrea cubillas
Antiguas compañeras de bolsillo
En 2002, tras 134 años de existencia, la peseta desapareció para siempre para dar paso al euro
«¿Qué precio tiene?
-”120 euros.
-” Es decir, 20.000 pesetas».
Esta sigue siendo un comentario bastante común en España y es que incluso, hoy en día, muchos productos, sobre todos de gran valor, presentan el precio tanto en pesetas como en euros. Y es que, la peseta sigue siendo aún para muchos la moneda de referencia. A pesar de que el euro empezó a utilizarse en España hace más de nueve años, para muchos todavía resulta imprescindible hacer el cambio a la antigua moneda. Todos menos los más pequeños, y es que para los niños hablar en pesetas es como hablar en chino.
Tal y como queda reflejado en el archivo de la Real Casa de la Moneda, el 19 de octubre de 1868 nacía la peseta como unidad monetaria española. El escudo o los reales dejaron de existir para dar paso al término peseta para designar al nuevo sistema monetario. Según parece, este término ya era utilizado en la época de Isabel II y dicen que en Cataluña ya habían circulado pesetas en el siglo XVIII.
Un año más tarde comenzaron a circular las primeras monedas, siendo la pieza por valor de una peseta la primera en aparecer, mientras que la emisión de billetes no tuvo lugar hasta el 1 de julio de 1874, fecha en la que se concedió al Banco de España el derecho único para emitir billetes. Tanto las monedas como los billetes son y han sido un reflejo de la sociedad, y es que las impresiones describen la situación económica, política y religiosa de cada momento, en este caso, un fiel reflejo de la sociedad española. Es por ello, que con el paso del tiempo y la evolución de la sociedad, también las pesetas fueron cambiando de diseño. En el anverso de la primera peseta aparecía la diosa Hispania recostada sobre los Pirineos, donde se podía ver al fondo el peñón de Gibraltar. En el reverso de la moneda de plata se podía ver el escudo español, mientras que en las de bronce un león sosteniendo el escudo, símbolo que dio lugar a que las monedas de cinco y diez pesetas se conocieran como «perra chica» y «perra grande», dada que el animal se asemejaba más a un perro. Con la llegada de la dictadura se empiezó a incorporar a las pesetas la figura del general Franco y con la instauración de la democracia al rey Don Juan Carlos así como el escudo real. Posteriormente, se irán incluyendo motivos culturales, artísticos o locales en las monedas.
Diferentes valores. A pesar de que en un principio se hablo de catorce monedas diferentes con diversos valores, finalmente terminaron por emitirse ocho valores: una peseta, dos, 10, 25, 50, 100, 200 y 500. Aunque llegaron más tarde, pronto el volumen de billetes empezó a aumentar, muestra del crecimiento económico del país. Al igual que ocurría con las monedas, a través de los billetes se rendía homenaje a un personaje o hecho relevante para España, desde monarcas, escritores hasta monumentos o acontecimientos, como el descubrimiento de América. Un paseo por la historia del último siglo plasmado en las pesetas que circulaban de mano en mano de todos los españoles. Una historia, que como toda buena historia, tiene su fin. Y es que en 2002, tras 134 años de existencia, la peseta se despediría para siempre de los bolsillos españoles.
Casi ocho años después de que desapareciera la peseta aun está vigente en la mente de todos, y para los que no se acuerdan de ella o no pudieron disfrutar de ella, sólo es suficiente buscar en algún cajón y es que aún son muchas las pesetas que comparten la vida de los españoles.