La Audiencia Provincial condena a 73 años de prisión al «violador del chándal» por ocho agresiones
Andrés Mayo Fernández realizó estas actuaciones en A Coruña
La Audiencia Provincial de A Coruña ha condenado a penas que suman más de 73 años de edad a Andrés Mayo Fernández, conocido como el 'violador del chándal', como autor de cuatro violaciones, dos agresiones sexuales consumadas y dos en grado de tentativa cometidas en la ciudad herculina entre los años 2006 y 2007, además de otros delitos.
La sentencia hecha pública hoy, le condena también por una falta de lesiones, tres hurtos y un delito contra la integridad moral, por los insultos racistas a una de las agredidas. Además, establece la prohibición durante 10 años de acercarse a mil metros de las víctimas.
Así, el Ministerio Público y las dos acusaciones particulares solicitaron en el juicio penas que sumaban 129 años de prisión. Además, también pidieron el agravante de «reincidencia» por la condenas de más de 100 años de prisión que se impuso a Mayo, de 41 años y natural de Benavente (Zamora), en 1991 por 11 agresiones sexuales cometidas en León y Asturias, de los que sólo cumplió 12 años por buen comportamiento.
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña le condena ahora a penas que suman un total de 73 años y 228 días de cárcel por los diferentes delitos de los que le considera autor. De esta manera, el fallo establece penas que oscilan entre los 18 y 13 años de cárcel por los delitos de violación. Mientras, para las dos agresiones sexuales fija una condena de 5 años de prisión. Es más, le condena a un año y tres meses por cada una de las agresiones sexuales en grado de tentativa y a un año y tres meses por cada una de las agresiones sexuales en grado de tentativa y aun año por delito contra la integridad moral. También afrontará el pago a las víctimas de indemnizaciones que oscilan entre 2.000 y los 16.000 euros.
Identificado
Igualmente, la sentencia considera probado que Andrés Mayo fue identificado como agresor por varias de las chicas y destaca aspectos como su coincidencia al relatar que tenía una «manos grandes» o al reconocerlo algunas de ellas por su voz. También, tiene en cuenta la huella dactilar del procesado encontrada por agentes de la Policía Nacional en el portal donde se cometió una de las agresiones, así como los restos de ADN descubiertos en el lavado vaginal practicado a una de las víctimas de la violación.
Prácticamente todas las agresiones tuvieron lugar con el mismo 'modus operandi', cuando las víctimas, en su mayoría con edades que no superaban los 30 años, salían de noche de su trabajo y en el portal de su vivienda, donde eran sorprendidas por la espalda.
Por otro lado las dos abogadas de la acusación, Inmaculada Fraga y Magdalena Rodríguez expresaron su satisfacción por el contenido de la sentencia. Fraga ha destacado que le fallo recoge una de las peticiones planteadas por ambas letradas y por el ministerio fiscal para que los beneficios penitenciarios de los que pudiera disfrutar el procesado se apliquen en función de la totalidad de la pena impuesta y no del máximo que cumplirá la legislación vigente.