Esto no es un juego

Llega la presidenta de la Diputación (y del PP), Isabel Carrasco, algo renqueante, apoyada en una muleta. Tiene, bromea, una lesión parecida a la de Cristiano Ronaldo. Pero ella no ha sufrido una entrada -quizá no haya quién se atreva en la provincia- aunque, como la estrella del Madrid, se ha lesionado en el trabajo. Gajes del oficio. Un tacón enganchado en la alfombra de la escalera del Palacio de los Guzmanes, muchas tareas, poco tiempo para cuidarse... Resultado: muletas. Y quién sabe si quirófano. Le proponen a la presidenta una visita a la consulta del médico holandés Niek Van Dyjk, encargado de hacer regresar lo antes posible y como Dios manda a Cristiano a los campos de fútbol. Ella ríe. Está de buen humor. Todo viene a cuento porque Isabel Carrasco acaba de presentar uno de los trabajos, dice, de los que más orgullosa se siente.

Durante casi dos años, el servicios de Deportes de la Diputación y las federaciones de deportes autóctonos de León han trabajado codo con codo para sacar adelante un ambicioso proyecto largamente esperado: el Reglamento de Deportes Autóctonos y Juegos Populares de León. Y no se lo tomaron como un juego. La institución y el diputado de Deportes, José María López Benito, se lo habían impuesto como obligación. Y la presidenta lo ratificó en su comparecencia pública: -œEs nuestro compromiso para fomentar las tradiciones y expresiones más singulares de León, de difundir lo que es nuestro, nuestra identidad-.

Ahora, ya no quedan dudas. Ni excusas para saber cómo jugar a la barra, el billar romano, los bolos bercianos, el bolo leonés, los bolos maragatos, el bolo riañés, la calva, el garrote o tiro al palo, la herradura, la lucha leonesa, la llave, las mazas, la monterilla, el morrillo o chana, el pasabolos, la pelota, la rana o la tarusa-tanga. Basta con echar una ojeada a las 135 páginas de la publicación oficial, que corrige y mejora una edición anterior. Ahí están todos los trucos, las mañas y las formas de practicar esos juegos-deportes de siempre que nunca han desaparecido. La palabra dada desde hace siglos entre los jugadores es ya norma escrita.

Queda por saber si aceptada. Porque ya se sabe que, en ésto, cada cuál tiene su qué y su porqué.

Pero eso no preocupa al diputado de Deportes. López Benito asume por adelantado las posibles discrepancias sobre los reglamentos. Tal vez porque se siente amparado no sólo por el trabajo realizado por los técnicos de la Diputación sino también porque en el libro han colaborado todas las federaciones afectadas. López Benito intuye además que será un libro de referencia en la Facultad de las Ciencias del Deporte.

Es, además de una guía práctica con gráficos explicando las reglas y penalizaciones, una compilación de la historia de cada uno de los juegos, forma de vestir, categorías y vocabulario imprescindible. Ahí quedan para siempre el «¿hay quién luche?, arrime, cochar, tostón...

Viejos entretenimientos, ligados a otras formas de vida, que cobran de nuevo actualidad. Porque frente al fútbol o el baloncesto, las tardes leonesas han sido de trinquete, rana y herradura. Una forma de matar el tiempo antes de que corriera tan deprisa. Y mucho antes de representantes, entrenadores, psicólogos y brujos en el campo de fútbol.

A la misma hora en que Cristiano Ronaldo pasa consulta en Holanda, recoge Isabel Carrasco su muleta del suelo y se dispone a seguir con su agenda. Contesta a las últimas preguntas de actualidad, la Llionpedia de Abel Pardo incluida, y zanja con un tajante «¡no hay más comentarios, se acabó!». Y levanta la sesión. ¿Hay quién rechiste?