Diario de León

Vale, pero aquí hay algo negro sobre blanco

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Análisis | m. j. muñiz

El rifirrafe organizado alrededor del consumo de carbón nacional, su coste para las arcas públicas y el que pueda suponer para el recibo de la luz se plantea ahora como algo novedoso, y cuyo marco debe debatirse en este momento.

Pues no es así. El marco en el que debía desenvolverse la minería a la que se aferran las comarcas leonesas, entre otras, está establecido hace tiempo. Escrito negro sobre blanco en el Plan Nacional de Reserva Estratégica del Carbón (2006-2012) firmado con retraso pero con una planificación cuya vigencia concluye dentro de más de dos años. Hasta entonces el sector debía haberse movido en un entorno de estabilidad, marcado por el fin de una brutal reconversión y por las investigaciones (fortísimamente subvencionadas) para hacer medioambientalmente sostenible el consumo de este mineral.

El Plan del Carbón, muy largamente negociado y ajustado, contempla de nuevo una reducción paulatina de la producción y el empleo del sector, de las ayudas que reciben las empresas mineras y de supresión (ya consumada a finales del 2007) de aquellas minas que no pudieran llegar a un mínimo de sostenibilidad económica en el marco establecido.

Bajo ese corsé, y con el convencimiento de que el sector no puede ser rentable en términos de mercado tal y como se concibe actualmente, se fijaron unos marcos de producción, compra por parte de las eléctricas, ayudas públicas a ambas partes (mineras y eléctricas, subvenciones como las que reciben otros sectores) y ajuste de costes que están regulados hasta el 2012.

Hablar claro. ¿Por qué no se dice ahora claramente que este debate se monta sobre la vulneración de lo pactado, firmado y cobrado en rentabilidad electoral por quienes en campaña dicen una cosa y en el ataque partidista del día a día sostienen otra? ¿Por qué no se aclara que las cifras astronómicas que se barajan en coste del sector van en su mayor parte destinadas a la necesaria revitalización de las comarcas mineras, no a las ayudas a la producción de las empresas?

Está claro. Porque el del carbón, en general el eléctrico, es un farragosísimo mundo que muy pocos entienden; pero sobre el que es muy fácil desatar todo tipo de polémicas con argumentos más que demagógicos.

El conflicto actual y sus adláteres de polémica no hubieran tenido lugar si se hubiera respetado el marco de ayudas existente hasta hace pocos meses. No fue así. Ahora se plantean nuevos incumplimientos de lo pactado. Quizá sea hora de poner los puntos sobre las íes.

Está en manos de un sector que se ha hecho oír con fuerza cuando ha sido necesario. Pero también en las de unos políticos que en ocasiones como éstas no pueden optar por nadar y guardar la ropa. Están en juego enormes intereses de la provincia, y la técnica del avestruz no puede justificarse. Y, de ser así, tendrá que tener su coste político en el futuro.

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