Reportaje | L. urdiales
42, o el número del desarrollo
Un plan de la Junta para prevenir los incendios auspicia el fomento de la actividad económica en el medio rural
Un p royecto de la consejería de Medio Ambiente diseñado para combatir desde la prevención los incendios forestales se ha convertido en el mejor -”casi el único-” eslabón administrativo que apoya el desarrollo rural en la mitad norte de León. Saben de ello en la montaña occidental leonesa, donde no hace tanto que nació una cooperativa de producción de carne de vacuno de alta calidad, Montañas de León, que sólo encontró para enjugar penas en el duro camino con el que la burocracia castiga al emprendedor (más en una zona deprimida) el hombro del Plan 42.
Se trata de mantener ecosistemas vivos, pero sin excluir una de las partes esenciales del esquema: el hombre. Y en ese empeño de aunar entorno y ocupación del territorio, el Plan 42 ha superado límites de promoción y fomento de proyectos económicos tras los que aparece una causa mayor: fijar población en las zonas rurales.
Abrió hace un año un encuentro entre profesionales de diversas comarcas ganaderas de Castilla y León; y repitió en Ávila la experiencia que estrenó en Camposagrado, también con presencia de colectivos leoneses que se han empeñado en aprovechar los recursos endógenos de la tierra. En la cita de la sierra abulenses participaron representantes de Eurocai (cooperativa que cría y comercializa la carne de potro hispano bretón radicada en los valles de Luna y Babia) Montañas de León (cooperativa que comercializa desde el origen la carne de vacuno de calidad), y de la comarca de La Cabrera, entre medio centenar de ganaderos de Sanabria (Zamora), Las Merindades (Burgos) y El Rebollar (Salamanca). El Plan 42 fija el orden del día en los encuentros: fomentar la ganadería extensiva como herramienta en la prevención de incendios forestales; mantener el paisaje natural y sostener ecosistemas que aportan equilibrio y valor ecológico; mantener una actividad tradicional como la ganadería, capaz de mover el desarrollo rural, expresión manida y en este caso bien justificada, y fijar población en las zonas rurales. El contenido podría lucir en los principios fundacionales de cualquier organismo nacido para el rescate del flanco económico y social condenado a desaparecer salvo intervención milagrera. Y resulta que es parte del Plan 42, que se concibió para sofocar incendios antes de las llamas y ahora imparte cátedra sobre desarrollo; sobre el desarrollo rural donde el desarrollo parecía imposible.