Grajal mantiene el ferrocarril con el trabajo de los vecinos
La lucha del pueblo permitió mantener el tren mientras otros pueblos lo perdían
Lejos de caer en el abandono y desánimo al que aparentemente esta sometido el mundo rural, el ayuntamiento de Grajal de Campos, con su alcalde, Francisco Espinosa, apostó por algo tan elemental como necesario en un tiempo como el que nos ocupa: las comunicaciones.
Hace años, varios puntos dentro de la linea férrea que une Palencia con León, dejaron que sus viejas estaciones fueran demolidas con el consiguiente perdida de servios que comunican con dichas capitales y el resto de la geografía. Grajal se opuso a que otro tanto sucediera con su estación. Por entonces, su alcalde y el resto de la corporación solicitaron el mantenimiento de ésta, así como los servicios mínimos que la localidad necesita para continuar viva.
Después de no pocos escritos y visitas a diferentes instituciones, el Adif y Ayuntamiento de la Villa Grajaliense lograron no sólo mantener el servicio, sino, también, el remozado y actualización del conjunto que forma la estación de Grajal de Campos.
Ambas instituciones se pusieron manos a la obra, con una intervención sobre el trazado de la linea en su conjunto. El alcalde rodeado de una brigada de trabajo formada por los propios vecinos entre los que se encontraban miembros del grupo municipal por aquel entonces siguiendo instrucciones, comenzaron a dar crédito a lo que pocos confiaban lograr.
El consistorio destinó entonces 700.000 de las viejas pesetas a materiales y mano de obra, con el fin e iniciar una intervención de urgencia, se trataba de adecentar todo el conjunto. Una vez logrado estos fines, el consistorio, de acuerdo con Adif, se comprometió al mantenimiento posterior mediante el cual se atendía de forma permanente y preferente todo lo relacionado con la limpieza y el mantenimiento de alumbrado.
En cuanto la obra se realizaba la brigada de trabajo formada por alcalde, miembros de la corporación y vecinos que se sumaron a ésta. El Adif facilitó todo tipo de medidas de seguridad, colocando testigos avisadores de la obra en espacios preventivos en ambas direcciones. La coordinación fue un éxito y hoy Grajal goza de unas instalaciones modélicas en continua actualización, ya que el compromiso sigue dando los frutos por los que tanto luchó todo un pueblo.
La estación, con sus dependencias de sala de espera, andenes cubiertos contra la lluvia, elevados lo que evita las barreras de acceso a los trenes, así como pasos entre andenes y patio de estación junto a los aseos repuntan de limpieza y buen estado.