Los frescos de El Salvador no se han estudiado pese a descubrirse en 1989
Las pinturas románicas forman parte del elemento más importante del templo
Son un secreto a voces y se encuentran a la vista del público, aunque pueden pasar desapercibidas si no examina el retablo del altar mayor de San Salvador de La Bañeza con atención. En la calle que se sitúa a la derecha del espectador, detrás de la imagen de san Antonio Abad, en las se puede observar un fresco que representa la expulsión de Adán y Eva del paraíso.
El observador descubre tres figuras. Una, que se supone es Dios Padre, viste una tónica y tan sólo se ve parcialmente. A su izquierda, se encuentran Adán, que agarra el brazo del creador, y Eva, desnudos. Los personajes se representan sobre un fondo de color rojizo y lo que podría suponerse unas llamas parecen acoger a hombre y mujer. Por otra parte, se ven las separaciones con otras escenas e incluso es posible contemplar parte de un cuerpo perteneciente a otra narración pictórica.
Se trata de pinturas románicas que han llevado al doctor en Historia bañezano Juan Antonio Testón Turiel a señalar que éstas forman parte de mejor del templo. «El Salvador de La Bañeza es de una gran riqueza artística, destacando especialmente los restos románicos, siendo el más importante de todo ellos el ábside con las pinturas del interior», escribe el historiador en el estudio San Genadio y el Monasterio de San Salvador de La Bañeza , publicado este otoño por la editorial Monte Riego, que destaca además el valor de los retablos que conserva el templo, en especial el mayor, que cubre los retablos.
Testón reiteró ayer, en declaraciones a Diario de León, la importancia del ábside románico, tanto por sus elementos arquitectónicos y su buen estado de conservación como por las pinturas descubiertas en 1989. «Las pinturas son buenas, es lo que dicen los especialistas en pintura románica, pero no sabemos lo que hay detrás del retablo», explicó.
«Lo dicen muchos expertos». Testón no tiene constancia de que se hayan realizado estudios sobre, al menos, lo que se ve y destacó la complejidad de mover el retablo para comprobar si aún existen más restos pictóricos. El doctor en Historia quiso dejar claro que la importancia que confiere a los restos y a las pinturas «no es algo que diga yo, sino que lo destacan muchos otros especialistas».
Ya Albano García Abad, en su obra La Bañeza y su historia , con depósito legal de 1991, se refiere a «la pintura románica que se ha descubierto en este otoño verano de 1989, con motivo de la restauración del retablo mayor. Sobre este detalle interesante del descubrimiento de pinturas románicas [...] habrá que hablar algo más despacio si se ha hecho su estudio antes de que se publique esto».
La obra, casi enciclopédica, del padre Albano, ya fallecido, llegó a las librerías bañezanas sin estudio de las pinturas y aún hubo tiempo para realizar nuevos descubrimientos en las obras de reforma del año 2008, que, según cita Testón, «nos han abierto un abanico de posibilidades para futuras investigaciones».
En resumen, El Salvador se muestra tan interesante o más por lo que esconde que por lo que ofrece a los ojos del visitantes.