Del antruejo a la Cuaresma
Carta te escribo martín Martínez
Querido hermano: Ponte esa careta que algunos no se quitan en todo el año. Agarra el caldero con la cernada para bien esparcirla, mésate los cabellos y viste el saco que estamos en antruejo. Disfruta de las carnestolendas que la Cuaresma está encima aunque llevemos años sin gorrino ni pescado. Porque la Cuaresma desde hace unos años es constante; y el antruejo ni te digo.
Mira si no como nos dejan con el CTR ese de los cataplines a los que nos llegan los beneficiosos vahos del valle de Portugal. Gersul y la Ute llevan la misma careta que hace diez años cuando nos lo endosaron doblado. Los políticos, todos, miraron al bies y ahora los hay que nos salen por jotas ribereñas. Se nota que en un año estaremos de elecciones y el pitote que hay con la basura puede ser muy rentable. Unos y otros buscan el arrimo de los votos, que es su propio arrimo, y los hay que dicen -”la cosa es razonable, tú-” que los del entorno del valle debemos pagar menos por tragar la mierda y no producir gastos de transporte. ¿Cuántas veces te he dicho que con un saco al hombro ni siquiera necesitábamos camión? Ahora viene ellos de redentores. El voto huele tan mal como las miasmas que nos envía el Centro Mayor de Basuras de la provincia; pero a ellos lo que les importa es llenar la cesta; de votos, no de basura. Caretas fuera.
Oye hermano; quien no se la quita y por ello tiene mi admiración, aunque me da repelús es ese De la Riva, el alcalde pucelano, con título de acaparador cum laude de cuanto se mueve por esa ancha Castilla que le pisa el rabo y la entrepierna al desmelenado, desdentado y sinrugido León.
Aeropuertos, el de Valladolid; autovías que crucen sus tierras, el Pisuerga que pasa por allí, las industrias pamí ; todo ha de pasar por el Campo Grande que allí todo cabe, o pagar el peaje correspondiente. Ahora ha puesto el grito más arriba de Fuensaldaña y a la altura del monasterio de Santa María de Prado. Y es que cuando León de la Riba ruge -”en el nombre lleva el castigo-”, en ese monasterio que conocimos como loquería, cercano a La Goya entonces cantina y hoy restaurante de procuradores, todos se vuelven tarumbas.
Ahora Pepiño, acaso por halagar a su jefe, híbrido de Castilla y León, les hizo una higa prometiendo el Centro de Control y Mando del AVE para León. Una desfachatez y un ultraje a los castellanos. El Sr. De la Riva del Pisuerga, dice que a la Sobarriba de León ni agua; sacó la garra de su apellido, votó a Brios, embiscó a los magnates industriales castellanos y todos a una están dispuestos a no sufrir tamaña afrenta y soltar los sopapos precisos, a quien corresponda, porque se creen con un derecho inalienable a ser, una vez más, los beneficiados, sin admitir repartos con los pobretones súbditos.
Mas, no se consuela quien no quiere, y dos no riñen si uno se achanta; así que no te apures hermano; que los leoneses con lo de Sama-Velilla; la defenestración que se intenta de esos parques eulógicos que decía aquel alcalde, la guarada procreativa del urogallo en la Cepeda y Omaña, y la defensa de los sisones en el Zepa de la Valduerna esta tierra será un paraiso.
Y para cuando eso llegue, ya no harán falta caretas, ni será preciso el caldero de cernada, ni hará falta mesarse las barbas, ni necesitarán nuestros nietos un vestido de saco para celebrar el antruejo. Que ya sabes es entroido, o sea introito latino, entrada a la Cuaresma de la que ni Dios sabe cuando vamos a salir. Penitencia, hermano, penitencia, que eres un gran pecador; que ni los de Valladolid te van a perdonar; ah, y no esperes nada de los de León, a no ser un ramal del tranvía.