Diario de León

El expolio y el invierno agravan aún más la ruina de Santa María de Nogales

La lluvia y el frío hacen mella en los muros que aún se mantienen en pie

Parte del muro se inclina y amenaza con tirar el arco.

Parte del muro se inclina y amenaza con tirar el arco.

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A. Domingo | san Esteban
León

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Las abundantes lluvias y heladas que se ha registrado este invierno han agravado el estado de las ruinas del Monasterio de Santa María, en San Esteban de Nogales, según denunciaron ayer vecinos de esta localidad. En concreto, preocupa el estado de los lienzos que se conservan junto a la portada que aún exhibe el escudo de la Virgen, así como el estado de una balconada en la zona sur del cementerio. Además, los mimos vecinos indicaron que el expolio de la abadía, cuyo restos más importantes se encuentran en Nueva York, continúa.

La limpieza que realizó este verano la Asociación Promonumenta libró de vegetación a diferentes muros que, antes, la maleza ocultaba a la vista. Cerca del final del invierno, los vecinos se muestran preocupados por la situación de algunos de estos muros, que se mantiene en pie por su grosor. Sin embargo, el agua caída en los últimos meses y el frió habría provocado, en su opinión, daños en varios lienzos, contiguos al arco de la entrada principal al recinto por el lado derecho según se contempla ésta. Ahora se teme que estos muros corran la misma suerte que los que se encontraba al lado izquierdo, entre el arco que preside el escudo del cenobio y la espadaña de lo que fue la iglesia.

El arco abocinado se separa. Por otra parte, preocupa el estado del muro de la sala capitular, paralelo a uno de los tramos del claustro que se excavó. Tras la aparición de una grieta, parte de éste se ha ido separando del resto y amenaza con arruinar esa parte de pared y, con ésta, un arco abocinado que constituye uno de los mejores restos de piedra tallada que aún se pueden ver entre las ruinas.

Además, los vecinos aseguran que aún hay quien muestra un interés ilícito por las tallas de cantería que aún quedan en el lugar, tanto en algunos muros como, fundamentalmente, en ventanas. Según sostienen, podría ser que la separación que muestran algunas piedras no sea fruto exclusivo del deterioro del lugar, sino que, «alguien esté haciendo palanca, para conseguir que caigan» y, de esta manera, obtener piedra ornamental para su utilización. Como se recordará, en el otoño del 2006, alguien se llevó piedra a piedra un arco que salió a la luz tras la última intervención arqueológica.

«Es sencillo acceder a determinadas zonas del monasterio con un coche o una furgoneta. De ahí que alguien quiera ayudar a las piedras a caer», señalan. Ayer se pudo comprobar como algunas piedras talladas que quedaron a la vista entonces ya han desaparecido, si bien las más valiosas de las que se encontraron se pusieron ya entonces a buen recaudo.

El valor patrimonial. En San Esteban se valoran las ruinas de un monasterio que, en otro tiempo, fue rico en posesiones: «Todos los fines de semana se ven tres o cuatro coches de gente que viene a pasar un rato», indicaban ayer, por lo que se estima que, «a pesar de su situación, el monasterio resulta un lugar agradable para los visitantes», lo que lleva a pedir que «al menos se limpie y no continúe cayéndose». En cualquier caso, por si se repitiera un episodio similar al robo del arco del 2006, hay quien apunta las matrículas de los vehículos que aparcan a la entrada de lo que fue recinto monacal».

En febrero del 2005, el Ayuntamiento de San Esteban de Nogales solicitó a la Junta de Castilla y León la elaboración de un plan director con el fin de consolidar las ruinas, después de dos intervenciones arqueológicas en las que se descubrieron los suelos del primer claustro del monasterio, adornados con canto rodado. El consistorio no ha recibido aún una respuesta a esta petición.

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