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Una Piñata en plena madurez creativa

La fiesta carnavalera cumplió 30 años arropada por tres mil disfraces y delante de una tarta de siete pisos ante la que se pasearon Boris Izaguirre y Joaquín Sabina

La vuelta ciclista recorrió Astorga gracias a la imaginación de uno de los grupos participantes en e

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maite almanza | astorga
León

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El disparate se adueñó ayer de Astorga, coincidiendo con el 30 aniversario de la Piñata. Decenas de zancudos invadieron la ciudad cuyo alcalde se trastocó por unas horas en una suerte de jerezano de rojo atuendo. Un periodista de los de antes pregonó la fiesta recordando antiguas cabeceras de prensa, injusticias históricas y problemas nuevos, y trató de hacer olvidar la crisis regando al público con billetes de cien euros que llevaban su efigie y su firma. Tres mil disfraces conquistaron las calles y formaron una serpiente multicolor de más de dos kilómetros de longitud, que se contoneaba al ritmo rotundo que marcaban las charangas carnavaleras que acompañaban a los 69 grupos participantes. La Piñata, por fin, estuvo de cumpleaños, y en su honor Astorga sopló las velas de una tarta de siete pisos.

«Epopeya pionera» . Enrique Ramos, redactor jefe de El Faro Astorgano , en su papel de cantor de las excelencias de la fiesta que se atreve con doña Cuaresma, recordó que ayer se cumplían «treinta años de epopeya pionera, desde cuando reírse estaba proscrito y la felicidad era culpable».

El pregonero, que recordó que aquel «grupo de locos» que «liberó para el pueblo esta celebración» hubo de sufrir no pocos disgustos, se presentó como «un cícero de todos los periodistas, correctores, cajistas, tipógrafos, maquinistas, linotipistas, litógrafos y pinches que en las imprentas de Astorga han sido». No dejó títere con cabeza: repartió ironías contra Gersul -”o el Grupo Especial de Rateros y Saqueadores Ultrajadores de la Lógica, como llamó al consorcio-”, contra los «cuñados listos» cuya procedencia revelan con el uso del ejque , y contra los «palanganeros del poder establecido» que son los únicos, dijo, que dudan «de que el hospital debería estar funcionando». «Tampoco vamos a dejar que esa sombra negra de vaca flaca llamada crisis nos angustie amenazándonos más allá de lo que es estrictamente necesario. Estamos mal; pero no tanto como para no poder reírnos de nosotros mismos y, sobre todo, de seguir pregonando al mundo, que lecciones de otros, las justas en casi nada, y que, en especial, en materia de Piñata, los cuerpos aquí presentes, somos doctores cum laude», señaló, respecto al carácter pionero de esta fiesta.

Brasileñas. Por la tarde la creatividad se desbordó. Los grupos que participaron en el desfile trajeron a Astorga dudosos brotes verdes, brasileñas de contundentes caderas, el monstruo del lago Ness y sus clones, pitufos, corsarios, latas de sardinas, ciclistas, osos polares, pingüinos y hasta lacasitos. El jurado lo tuvo muy difícil para repartir los 3.150 euros en premios en las diferentes categorías.

Y por si todo esto era poco, la entrega de premios, en una jornada tan especial, deparó alguna otra sorpresa. Por el escenario se pasearon la mansa voz de Boris Izaguirre, el verbo procaz de Santiago Segura y la elegancia áspera de Joaquín Sabina, todos ellos atrapados en la garganta prodigiosa del cómico Dani Martínez, que los liberó para un público entregado. Todos compartieron, sin cantarlo, el cumpleaños feliz de la Piñata mientras del cielo brotaban luces de colores y la plaza Mayor se estremecía con el estruendo. La Piñata morirá esta noche, envuelta en llamas. Pero no se irá para siempre, sino que renacerá, fortalecida, el año que viene.

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