Diario de León

El viento y el Órbigo se llevan decenas de chopos en Quintana del Marco

El Ayuntamiento y una empresa estudian exigir indemnizaciones a la CHD por los daños que hayan podido sufrir en la plantación que explotan en conjunto

Aspecto que muestran parte de los terrenos que el Ayuntamiento destina a la plantación de chopos.

Aspecto que muestran parte de los terrenos que el Ayuntamiento destina a la plantación de chopos.

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A. Domingo | Quintana
León

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El Ayuntamiento de Quintana del Marco y la empresa bañezana Gaspar Rosa, S.L. estudian exigir a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) indemnizaciones por los daños que han sufrido las choperas municipales en los últimos días.

Según explicó el alcalde, Pedro Vidal, el municipio cede a la empresa los terrenos para la plantación de los chopos, 25 hectáreas, mientras que ésta se encarga de su plantación y cuidado. Una vez que se vende la madera, las ganancias se reparten al 50% entre el municipio y la sociedad mercantil.

El regidor había denunciado a principios del mes de febrero del año pasado que el río Órbigo entraba en las fincas municipales, aun sin que se produjeran crecidas, poniendo en peligro los árboles, que cayeron este fin de semana al suelo en un número que aún no se ha podido determinar. La maleza y el cambio de curso eran el origen del problema que se denunciaba hace ahora un año.

A falta de recuento. «El agua nos impide entrar en la finca y unos han caído encima de otros, por lo que no es posible hacer una estimación», señaló ayer Pedro Vidal.

El alcalde teme que la empresa que compre la madera en subasta aproveche la caída de los árboles «hay que traer una máquina para levantarlos y cortarles la base, lo que supone más trabajo, pro lo que el precio del lote podría reducirse incluso a la mitad». El viento y la falta de raíces de los chopos por su situación habían causado la caída de ejemplares, «que se hubieran cortado en uno o dos años».

Quintana del Marco se ha visto amenazada este fin de semana por la crecida de los ríos Jamuz y Órbigo. El primero atraviesa el casco urbano, mientras que el Órbigo se metió en choperas y terrenos de cultivo, llegando a desplazar un canal de riego. Los caminos de concentración recrecidos son la defensa del pueblo frente al agua que pueda llegar del Órbigo. Algunos de éstos se han visto deteriorados por la crecida, que ha arrasado campos en los que aún no se había recogido el maíz.

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