Indignación vecinal por el derribo de la emblemática Casa del Duende
Los nuevos propietarios demolieron el inmueble, construído en 1880 por Rogelio Herques, nieto de un millonario empresario alemán que fijó su residencia en la villa
Nada se ha podido hacer para evitar la demolición de la Casa del Duende, más conocida en la época como la «casa del americano», por la expectación que en 1880 causó su construcción por parte de Reogelio Herques Ibarreta, nieto de un millonario empresario alemán, que fijó su residencia en Sahagún, de la que se «enamoró» una tarde de toros en las fiestas de San Juan. Los nuevos propietarios, tanto del inmueble como de la inmensa finca en la que se asienta, contaban con todos los permisos necesarios para demoler la casa, para la que los vecinos llevaban años reclamando alguna figura de protección con la que evitar el fatal desenlace con el que hace diez días se han despertado en la villa. Las grúas han echado abajo una de las construcciones más singulares de la localidad, por la magestuosidad de sus dimensiones, y por su distribución interior de gran mansión de época. Se cuenta que fue la única que entonces contaba con baños y aseos tanto para el servicio como para sus propietarios, disponía de un ala exterior donde se instaló ascensor a lo alto de la vivienda y disponía de chimeneas de mármol de Carrara en todas sus dependencias.
Se da la circunstacia que el Ayuntamiento de Sahagún se había planteado comprar el solar en el que se asienta para ubicar allí el futuro centro de salud de la villa, aunque fue finalmente unas particulares los que compraron la finca y la casa a la familia asturiana Torre a la que pertenecía, y que la había bautizado como Villa Ángeles.
Los vecinos acusan al Ayuntamiento de no haber comprado la casa para recuperarla e instalar allí algún proyecto cultural de interés con el que ayudar a fijar turismo en la localidad.
Es mucho el cariño, que aún se guarda en Sahagún a la familia Herques, a los que incluso se les han dedicado calles, y de los que se conserva el mausoleo familiar en el cementerio, que destaca, entre otras cosas, por conservar símbolos mormones.