Reportaje | armando medina
Olé, olé y olé
El Hostal Palazuelo de Villamañán organizó una feria rociera que incluyó una romería con carretas y caballos, misa andaluza, bailes, comida y hasta una capea con vaquillas
La comitiva a su salida de la iglesia de Villamañán para tomar el camino de vuelta en romería hasta
Los vecinos de Villamañán se frotaban los ojos cuando a mediodía del sábado vieron aparecer por sus calles una comitiva encabezada por una quincena de caballos, carretas y una multitud de gente ataviada al estilo andaluz. Muchos no sabían lo que estaba ocurriendo. Se trataba de la Feria Rociera organizada por el Hostal Palazuelo de la localidad.
Una vez en la villa tuvo lugar una misa cantada por un coro llegado desde la provincia de Huelva. Tras el acto religioso la Plaza Mayor de la villa se impregnó del ambiente andaluzcon caballos y sevillanas bailando al son de la música.
Era el momento de hacer el camino de regreso a pie hasta las instalaciones de empresa organizadora. Unos dos kilómetros de romería. Una vez allí y tras la inauguración oficial del evento hubo una exhibición de baile a cargo de la Escuela Marijose de Benavente que dejó boquiabierto al público. Tampoco faltaron los pinchos, con «pescaito» frito incluido.
Tras la comida, la tarde se tornó desapacible con una lluvia incesante que amenazaba con echar al traste el resto del programa. Pero no fue así. En un momento de tregua pudo llevarse a cabo la capea prevista. Hasta el alcalde de la villa, Segundo Tejedor, se atrevió a dar unos pases a las vaquillas.
Ya en el interior de las instalaciones continuó la fiesta con actuaciones como la del grupo de cante a capela y baile Los Juncales, de Tordesillas.
Más de mil personas asistieron a esta primera edición de la feria rociera que nace con el objetivo de repetirse en los próximos años.