Reportaje | maite almanza
La paz endeble de Astúrica
Los astures intentan asesinar a un general romano delante del César
La vieja Astúrica Augusta nunca podrá respirar tranquila. Los bravos astures no se conformaron con haber sido conquistados por los ejércitos de Roma. Cuando el César se despedía para emprender regreso a la capital del imperio, varios de ellos intentaron acabar con el general Publio Carisio, al que Josefus Orologius I encargó la romanización de la zona. El Caudillo Sebius intercedió para evitar más derramamientos de sangre, los rebeldes cedieron y el César, magnánimo, les perdonó la vida. El líder de los romanos, que salió de Astúrica Augusta entre sones de trompeta, encomendó su viaje a un augur, que le vaticinó buena fortuna tras observar el vuelo de las nubes. Los astures, mientras tanto, rindieron homenaje a todos los que dieron su vida por defender la ciudad, encarnados en el héroe Gauson. Sin embargo, quizás haya una esperanza, la de las nuevas generaciones. Ayer nació para los astures una nueva vida: Aquiara Trión Tiburi, que fue recibida por la comunidad.