Barrio Portugal

La cazuela de Manuela manuela bodas

El barrio Portugal del pueblo de Veguellina de Órbigo estuvo siempre lleno de chiquillos. Fue un barrio de juegos, de primeras vueltas en bicicleta, de rodillas con eterna postilla, de primeros escarceos amorosos. En ese barrio hubo muchas familias de cinco o siete hijos, que todavía hoy se reúnen, ahora con cónyuges, hijos, nietos y demás familia. Pero en la vida cotidiana, el barrio ha perdido el latido constante de la vida, cuando pase el estío, el barrio Portugal se quedará callado, esperando que el reloj del calendario vuelva a marcar el verano en punto. Pero no todo es soledad, en una parte del barrio, donde se han edificado chalés adosados, se ha remozado y sigue manteniendo aquel encanto de antaño. Por eso el pasado sábado, se celebró la popular fiesta de barrio con sopas y cine, al estilo de antes. Daba gusto ver a los chiquillos corretear por entre las sillas de madera hasta que empezó la proyección, luego, como si aquella pantalla gigante tuviera imán, todos nos remetimos en el niño que guardamos en la víscera del recuerdo y volvimos a rememorar otros tiempos. Cuando se acabó la función, las imágenes del pasado volvieron a las bocas de todos. Hacía frío porque el relente de las noches de agosto no perdona, algunos hubo que sacaron la manta del Val para desechar el rocío que desde la presa se mantenía al acecho, más todos mantuvimos el tipo hasta que terminó la proyección.

Receta: Sopas animadas de trébol y compañía

Ingredientes: Miguel Pérez García, oséase Trébol. Sin él no se haría posible esta fiesta popular ni el cine de barrio, pues gracias a su pasión por el cine, tiene equipos que pueden hacer las delicias de todos como el sábado con los dibujos animados en 16 milímetros. También es un cocinero tan especial que ayudado por Milagros, Rosina, Toly, María Elena, David, y más vecinos que se mostraron dispuestos a preparar la fiesta de barrio, lograron preparar sopas de congrio para doscientas personas, que al estilo de antes, se comieron sentados a las puertas de las casas del barrio. Después el cine, nos devolvería a la vida que habita en el ayer.