Diario de León

Reportaje | A. Domingo

Doscientos años de gloria

El Ayuntamiento, el Ralca 62 y el Obispado homenajearon a las tropas que resistieron al ejército francés Astorga abrió ayer la caja de sus más preciadas joyas en la celebración del sitio de 1810, en el que las tropas que d

Los recreadores, durante el desfile de ayer.

Los recreadores, durante el desfile de ayer.

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El campamento de época napoleónico quedaba en una anécdota para la celebración de ayer en Astorga, si bien los miembros de la Asociación Napoleónica Española (ANE) se unían a la conmemoración y organización del sitio de 1810. Pese a la capitulación, los hechos de armas dieron a la ciudad el título de Benemérita de la Patria, otorgado por las Cortes de Cádiz.

Los actos se iniciaron en la plaza Mayor con el Regimiento de Artillería Lanzacohetes de Campaña (Ralca) número 62, los recreadores, con la uniformidad de principios del XIX, y el general del Mando de Artillería de Campaña, Arturo García Baquero, pasando revista a la tropa profesional, mientras perandones hacía lo propio con los soldados de época. Allí se recibió el arca en la que el Ayuntamiento guarda el pendón de Clavija, recibida en la plaza con honores de capitán general.

Dos hérores para un pueblo. Las tropas desfilaron hasta la Catedral, donde se celebró una misa, a cuyo término se honró al general José María Francisco Silvestre Santocildes y de Llanos y al húsar Tiburcio Fernández, ambos enterrados en la seo astorgana, con sendas coronas de laureles, además de un ramo de flores que el alcalde de Villafrades de Campos, Alfonso Gordaliza, depositó junto al enterramiento del segundo en señal del reconocimiento de su localidad natal. El obispo de Astorga, Camilo Lorenzo, dirigió el rezo por el descanso eterno de ambos héroes.

Doscientos años de gloria reconocidos en la figura de dos militares y de otros personajes que, ya en el Monumento a los Sitios, mencionó el cronista oficial de la ciudad, Martín Martínez, que recordó los sucesos del 21 al 23 de abril de 1810.

El coronel del Ralca 62, Javier Boxareu leyó a continuación el Decreto 74 de 30 de junio de 1811 en el que las Cortes de Cádiz reconocieron la «heroica resistencia» de la ciudad, defendida por 2.500 soldados y doce piezas de artillería, cuando habían agotado la munición hasta quedar sólo 30 cartuchos por hombre, ante las tropas del mariscal Junot, que sitiaba Astorga con 15.000 infantes, 2.000 caballos y 20 cañones.

El alcalde, Juan José Alonso Perandones, cerró el acto con un discurso de homenaje a los soldados y civiles que sufrieron el asedio y un mensaje para los jóvenes: «Las nuevas generaciones tienen que saber que las ciudades se construyeron sobre el esfuerzo y, a veces, el dolor de las generaciones anteriores», manifestó.

Cerró el acto el homenaje del Ralca 62 y de los recreadores a todos los soldados que han dado su vida por España en todas las épocas.

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