Comen como bueyes

La lucha por el ganado y sus pastos se libra en Omaña. Aunque el tema parece más propio del cine y recuerda a John Wayne, la comarca que tuvo bandolero propio se ha enfrascado en los últimos días en una suerte de disputa por el estado de una ganadería con más de 700 cabezas y cerca de 2.000 hectáreas de pasto, a la que el sindicato agrario Asaja ha acusado de no atender a los animales y ser un foco de propagación de enfermedades.

Sin embargo, los trabajadores de la firma El Mular, S.L. no tuvieron ayer inconveniente en mostrar a un equipo de Diario de León su trabajo con bueyes, vacas, terneros y burros que su empresa cría en los pastos de Omañón. Sobre el mediodía, tres empleados de la empresa del grupo Acycsa accedían a los pastos alquilados en esta en dos vehículos todoterreno para facilitarles un alimento que la nieve les negaba ayer. El encuentro con los periodistas se había producido poco antes, en El Castillo, de forma casual.

En los terrenos cercados de Omañón se pudo comprobar no sólo la labor de alimentar al ganado, sino, también, la presencia de comida de reserva en una nave destinada a su almacenamiento. Por otra parte, los bueyes, que no extrañaban la presencia humana, mostraban un buen aspecto.

Los empleados de El Mular declinaron realizar declaraciones sobre la acusación de falta de cuidados lanzada contra su empresa desde la organización profesional agraria Asaja. Se limitaron a mostrar su trabajo y las reses y aseguraron que el martes se había llevado a cabo en los pastos de Villar de Omaña una de las tres jornadas de saneamiento ganadero que deben realizarse después de que en septiembre se detectaran en un chequeo tres animales afectados por la brucelosis, que, para evitar la propagación de la enfermedad, fueron sacrificados.

La marca del saneamiento. En la actualidad, El Mular agrupa sus animales en pastos de las localidades de El Castillo, donde se encuentran las reses destinadas a cebado, Villar de Omaña, en las que ha agrupado a las hembras de vacuno y Omañón y Sabugo, donde se encuentran los bueyes.

Ayer, en Villar de Omaña, el corte de pelo sobre una de las paletillas, realizado por los veterinarios dentro del protocolo de sanidad animal, confirmaba la presencia de los especialistas en los pastos de la pedanía. Se espera que el viernes los veterinarios comprueben en la zona rasurada si existe o no reacción a la prueba de la tuberculina. La presencia de brucelosis en los ejemplares se diagnosticará o descartará en las muestras de sangre tomadas a la cabaña saneada ahora.

Mientras la firma ganadera abone los salarios, los trabajadores de El Mular seguirán realizando su tarea, conocedores de la situación de su empresa, en concurso voluntario de acreedores, y a pesar de los comentarios que circulan por la comarca.

La otra versión. El rapado sobre la paletilla convenció ayer al pedáneo de Villar, José Luis Rubio, del paso de los veterinarios por la localidad para efectuar el saneamiento. Sin embargo, Rubio sostenía ayer que «no todo» el ganado de El Mular ha pasado y pasa los reconocimientos, obligatorios por ley, debido a la presencia de ejemplares sueltos por los montes de Omaña. Ganado «incontrolado», del que han aparecido ejemplares «muertos en los montes, que devoran jabalíes y zorros». «¿Cómo se puede consentir esta situación en una reserva de la biosfera (Omaña-Luna) y del urogallo?» El pedáneo de Villar cree que Asaja «debería venir a controlar el saneamiento, asegurando el número de animales que se someten a éste y si se trata o no de toda la cabaña de El Mular».

Rubio teme que la situación de la empresa lleve al descuido de la ganadería y señala que los rollos de paja en el Villar, ayer veintidós, «son pocos para todas las vacas que hay aquí» ante la campaña de invierno.