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León

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Carta te escribo Martín Martínez

Querido hermano: Para humos los de nuestras últimas ministras de Sanidad. Aún tengo clavada en el alma la estampa de doña Elena; como sabes, allá por el 2007, vino a esta ciudad de Astorga para inaugurar aquel Salón Internacional del Chocolate de Astorga, (Sica) que, por los síntomas, murió de éxito nada más nacer; ello gracias a la colaboración de los parteros vallisoletanos. En aquella ocasión viendo la extrema delgadez de la susodicha ministra, cualquiera podía pensar que se fumaba toda la cosecha de Vuelta Abajo; y no era así, hermano, sino todo lo contrario; tenía fobia al tabaco y a los fumadores; por ello sacó adelante aquella famosa ley antitabaco, que se ha cumplido a medias, armando el gran revuelo.

Detrás vino doña Trinidad que por su aspecto chulapón (nada que ver con la famosa chupa) dio una vuelta de tuerca, desarrolló y amplió la ley para que doña Leire, recién aterrizada la implantara con todas sus consecuencias. Hecho está. El 2 de enero del año 2011 de la Era Cristiana (¿o acaso hay que poner sexto del ciclo Zapatero?) se han fundido los plomos. Vosotros, los fumadores, testigo he sido en reiteradas ocasiones, os habéis acordado de los ancestros de las doñas Salgado, Jiménez y Pajín; la división de opiniones ha quedado repartida entre los maternos y los paternos; aunque ellas se van de rositas, y no como le acontecía a Curro o a Paula que recibían su correspondiente multa o sus horas de trena cuando el morlaco no daba faena. Ellas la han hecho con escaso aliño, trasteando malamente y entrando a matar al contrario, a golletazo limpio.

Bueno, hermano; estarás diciendo ¿esto a qué viene partiendo de un fumador empedernido? Pues ahí va querido. Ahora que han pasado nueve meses -”sin embarazo-” lo confieso: desde marzo no he vuelto a llevarme un cigarrillo a la boca y desterrado mi querida y sobada pipa; naturalmente que ha sido por prescripción facultativa; pero sabes que esa prescripción venía repitiéndose, cada mes, cada semana, casi cada día desde hace más de 40 años, especialmente por parte de Viti. Bien es cierto que la santa subió al mismo carro y eso ayuda. Lo mejor es que no ha habido mono en ningún momento, aunque sí un poco de gulisma alguna vez. Tantas veces te escribía anunciándote el ayuno y abstinencia, tantas veces lo intenté, tantas veces fracasé, que me parece mentira.

Una cosa hermano; ello no es óbice, obstáculo, valladar, cortapisa o rajita de limón para seguir discrepando de esa absurda ley que descubre el cinismo de sus creadores; son incapaces de erradicar el cultivo del tabaco y en cambio instalan más puestos de venta para seguir recaudando. Defenderé vuestro derecho inalienable a toser alto y fuerte cada mañana; defenderé vuestro derecho -”que es el mío-” a ocupar el día de mañana una plaza sanitaria; pues si tenemos una sanidad que se dice es la mejor del mundo mundial es, precisamente, por los inmensos ingresos que al estado reportan los fumadores. Que después sean los más caros es hasta lógico, de lógica catalana; son los que más aportan.

Nunca jamás una cafetería, un bar, una cantina, una tasca, tendrá el sabor y el ambiente debido si le falta el ruido de las fichas del dominó, el órdago del mus, el envite de la subasta o el silencio del ajedrez; todo ello adobado y envuelto en la nebulosa de un cigarrillo, una faria gallega o un buen veguero cubano. Las tres ministras deberían ser desterradas; por nocivas. Aunque me haya retirado, después de casi 60 años de buenos humos, si pensáis hacer huelgas o manifestaciones, contad conmigo. Con o sin humos, espero que estas ministras y sus adláteres nos dejen disfrutar de este año nuevo. Son capaces de amargarlo.