Reportaje | maite almanza
La Bañeza y sus 8.000 disfraces
La ciudad celebra el reconocimiento nacional de su carnaval con récord de participación en sus desfiles y con el disfrute espontáneo de la fiesta
Un cortejo de carnavaleros se paseó ayer por las calles de La Bañeza, adelantando los desfiles de lo
Pedirle a un bañezano que controle sus ansias carnavaleras es como tratar de ponerle puertas al mar. Imposible. Desde ayer por la mañana los disfraces copan las calles y plazas de una ciudad que estalla de alegría con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional para su celebración por antonomasia. En esas primeras horas, el disfrute de las carnestolendas es quizás el más espontáneo, aquel en el que no es extraño no reconocer al amigo que se oculta bajo la máscara. Es algo parecido a lo que sucede en la Noche Bruja, que este año cumple su vigésimo quinto aniversario con una fama más que merecida. El Ayuntamiento, pese a las dificultades de traducir en números el sentimiento carnavalero, calcula que en esta cita ineludible participarán unas veinticinco mil personas. Muchas de ellas ya empezaron ayer la diversión, y no se apearán de ella en cuatro intensos días. El cuerpo de los bañezanos aguanta, y los armarios bullen de mil y un disfraces.
La vertiente más regulada de esta fiesta llegará con los desfiles. El consistorio espera récords de asistencia, y ya confía en superar las ocho mil personas en los cortejos que recorrerán, como la sangre por las venas, las calles de la ciudad hoy, mañana y el martes. En esos tres días habrá tiempo para recordar los disfraces del año pasado, para ir animando a las nuevas generaciones a que se oculten bajo la careta, y para estrenar el mejor traje y vestir de largo a la mejor musa: la que hace el número 20, Noemí Fuertes. Pero los aniversarios no se quedan solo ahí. En décadas de correr el carnaval hay tiempo para todo, y este año también celebrarán su primer cuarto de siglo los grupos Acuarela y Los Tranquilos y la charanga Ritmo Joven.