Diario de León

El río devuelve al menor desaparecido

Un vecino encontró ayer por la tarde en el Órbigo el cuerpo del chico, enganchado en unas ramas

Vecinos de Armellada y de la zona, detrás del cordón de seguridad que estableció la Guardia Civil.

Vecinos de Armellada y de la zona, detrás del cordón de seguridad que estableció la Guardia Civil.

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A. Domingo | Santa Marina del Rey
León

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El operativo puesto en marcha por la Guardia Civil para encontrar al menor que desapareció el domingo de Armellada (municipio de Turcia) encontró ayer sobre las seis de la tarde el cuerpo sin vida del muchacho en el término municipal de Santa Marina del Rey, sumergido en el río Órbigo y atrapado entre unas ramas, situadas en la orilla derecha.

Fue un vecino de Armellada que participaba en las labores de búsqueda, Florentino Pérez, el que vio el brazo del desaparecido que sobresalía del agua, no muy lejos de donde el lunes se encontró la bicicleta con la que se le vio por última vez abandonar el pueblo. Y es que los dos días de búsqueda han escrito una historia de esfuerzo y solidaridad de los vecinos de Armellada, del municipio y de otros pueblos de la zona, que se sumaron a las tareas de rastreo en las pasadas dos jornadas.

Florentino Pérez explicó que la camisa del menor se encontraba rota, casi con toda seguridad, al engancharse con las ramas y raíces del cauce. Pérez y sus compañeros de búsqueda avisaron a los agentes de la Guardia Civil y los miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas), que llevaban todo el día rastreando el lecho del Órbigo desde la presa de Santa Marina al lugar en el que apareció la bicicleta, se encargaron de rescatar el cuerpo, amarrándole con cuerdas.

La fuerza de la corriente impidió sacarlo en mismo lugar en donde había parecido, una vez que fue librado de las ramas. Sin embargo, uno de los buceadores impidió que el cadáver se perdiera y fue capaz de detenerlo unos 50 metros aguas abajo, donde se consiguió librarlo de la cárcel que fue río.

La regulación del río en el pantano de Luna fue clave en el rescate. Las aguas habían bajado alrededor de un metro desde que por la mañana se empezase a peinar el río. El operativo partía de la hipótesis de que si el niño había caído al agua su cuerpo no hubiera superado la presa de Santa Marina.

El trabajo en el agua. Todos los esfuerzos, tanto los de los agentes como de los voluntarios, se centraban en el río, si bien los vecinos también comprobaron que el joven no se encontrase en casas, naves e invernaderos sin uso. Los buceadores revisaban las orillas Órbigo arriba y abajo y, si bien el helicóptero de Guardia Civil repasó los montes de la zona, buena parte de su vuelo lo realizó sobre el cauce, muy cerca del agua, salpicando en ocasiones a quienes se encontraban en las orillas por la turbulencia de las hélices.

El fatal desenlace estaba en la mente de todos, aunque, por el momento, se hablaba de descartar que el chico se encontrase en el río para buscar una nueva línea de investigación, pero, según los voluntarios, al parecer no había pistas más allá de la bicicleta encontrada el lunes por la tarde.

Los había que buscaban a pie, en bicicleta, en coche, en moto e incluso en quad. Jóvenes y mayores se movilizaron al toque de las campanas de la iglesia para colaborar con los agentes de la Guardia Civil en una tarea ardua. En los caminos, agentes del servicio cinológico de la XII Zona del instituto armado, trataban que de que los perros encontrasen un rastro que les llevase al chico de 14 años, alto y robusto, vestido con un jersey a rayas blancas y marrones y unos vaqueros, al que se vio por última vez el domingo, sobre las seis de la tarde.

La familia del desaparecido, procedente de Armellada, aunque con residencia en Trobajo del Camino, había viajado al pueblo para pasar la Semana Santa, pero no cabía la posibilidad de una pérdida. El muchacho y su familia se llegaban hasta la localidad cada fin de semana, por lo que no cabía la posibilidad de que este se hubiera perdido. Algunos destacaban su afición a pasear en bicicleta por la zona del río.

Los buceadores del Geas tuvieron suerte con el río. EL agua se presentaba más clara que otras ocasiones y el nivel había bajado con respecto al fin de semana, aunque todavía bajaba muy fuerte. Las compuertas facilitaron su trabajo ya por la tarde. Mediada la tarde, los vecinos y familiares comenzaban a notar el trabajo en las piernas y la cabeza cansada.

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