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Un justo premio al medievo

El palenque del Passo Honroso volvió a reunir a un buen número de espectadores que disfrutaron del torneo

Un caballero consigue alcanzar una argolla con su cuchillo, durante la celebración del espectáculo.

Publicado por
A. Domingo | Hospital de Órbigo
León

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Medievales 2011 cerró ayer la conmemoración de la hazaña de don Suero de Quiñones en el puente sobre el Órbigo con el masivo apoyo del público en la primera edición de una Fiesta de Interés Regional que se celebra con el Centro de Iniciativas Órbigo fuera de la organización y que deberá recuperar el nombre de Justas de Passo Honroso, como siempre se ha denominado la recreación medieval y por pertenecer a la tradición de un pueblo.

El sol iluminó los actos celebrados por la mañana en el mercado medieval y algunas gotas amenazaron con arruinar el torneo, aunque, finalmente, quedó en un amago y don Suero, sus caballeros mantenedores y sus rivales demostraron sus habilidades sobre el caballo, con la lanza, el cuchillo y, con la espada, a pie, con permiso del rey Juan II y del presidente de Paradores, Miguel Martínez, un habitual de esta fiesta.

El empresario José Pedro Luengo Manjón fue presentado como mantenedor de la fiesta en el salón de plenos del Ayuntamiento y, en el palenque, dio inicio a los duelos, que protagonizaron los actores y caballos de la Cuadra Santa Bárbara, de Bembibre. Este año, el torneo tuvo un carácter más teatral y antes de cruzar lanzas y de batirse con las espadas e realizaron un buen número de juegos a caballo, en los que los jinetes demostraron su habilidad, al tiempo que encendían adhesiones y antipatías entre el público simulando enfrentamientos y marrullerías entre ellos.

En su segundo año en Hospital de Órbigo, Santa Bárbara entrena durante todo el año con caballos y actores, si bien los ensayos se hacen más intensos -con periodicidad semanal- con la llegada de estas fechas, en las que actúan en otras comunidades autónomas e incluso en Portugal. Los actores suelen compaginar esta actividad con otros trabajos, según explicaba ayer José Luis Alejandro, que señaló que el espectáculo de ayer precisaba la intervención de una veintena de personas.

Por su parte, Rai, el caballero que representaba al jinete musulman, Abdul de Granada, explicaba que sillas, correajes y otros atuendos de los caballos siguen la estética medieval, en función de lo que recogen grabados y pinturas.

Los caballeros no utilizan la armadura, aunque sí visten cota de malla, añadió, ante las dificultades que supondría para sus movimientos.

Antes de iniciarse el torneo, doña Leonor de Tovar colocó en el cuello del que sería su esposo la argolla de su penitencia, de la que sólo se libraría rompiendo 300 lanzas en el puente que une Puente de Órbigo con Hospital, en el Camino Francés. Después, comenzaron los juegos, recogiendo anillas con la lanza y el cuchillo, atrapando una rosa al galope, atacando una diana con lanzas cortas, golpeando el estafermo -maniquí que gira al recibir el golpe de la lanza- y, al final, rompiendo lanzas y entrechocando el acero de las espadas.

El espectáculo resultó vibrante, lleno de colorido y emoción y, al final, el mítico don Suero volvió a ser aclamado por el pueblo y las gentes llegadas de otros lugares para contemplar el hecho de armas.

Durante la jornada se pudieron disfrutar de los actos de animación en el mercado medieval así como de diferentes actividades en el campamento instalado junto al palenque, dirigidas, de manera especial, para los niños.

Un paso de armas. Las Justas del Passo Honroso responden a la modalidad de torneo de paso de armas, que duraba unos días determinados y en el que el caballero y sus mantenedores se enfrentaban a todos los que acudieran al reto o, por distintas razones, utilizaran esa ruta, que tenía lugar en las inmediaciones de un castillo, en un puente o en una encrucijada de caminos.

En Hospital de Órbigo, el caballero que se negase a participar debía dejar un guante como prenda de su cobardía y atravesar el río vadeándolo. Las peleas junto al Órbigo se prolongaron durante un mes -"sólo se interrumpieron el 25 de julio por la festividad de Santiago-", con gran afluencia de caballeros.

En los torneos medievales se utilizaban armas graciosas , como lanzas sin hierro y punta roma o espadas sin corte, con el fin de evitar herir de gravedad o matar al contrario, en un ejercicio de entrenamiento para el combate y diversión para todos los estamentos sociales. Durante el mes que don Suero de Quiñones mantuvo el paso el armas sólo falleció un caballero, una catalán llamado Asbert de Claramunt -"al que una lanza atravesó un ojo-", y se puso fin a éste cuando el caballero leonés resultó herido.

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