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Los cepedanos recuerdan a Oliegos

Poetas del mundo celebran en Fontoria un homenaje al pueblo anegado por el embalse

Fontoria acogió la décima edición del recital de poesía «Versos a Oliegos».

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manuela lucas | oliegos
León

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Dicen que se puede morir una segunda vez por el olvido. Los vecinos de Oliegos ya vieron a su tierra morir una vez bajo el agua, y no están dispuestos a una segunda. Para luchar contra el olvido utilizan la poesía.

Oliegos amaneció desierto una mañana de noviembre de 1945, cuando los habitantes dejaron su pueblo, apostado en las montañas de La Cepeda, para marchar a Foncastín (Valladolid), donde fueron reubicados tras la construcción del embalse de Villameca. Así, el pueblo marchó dejando atrás un Oliegos inundado, pero en su memoria sigue tan vivo como hace sesenta y seis años. Por eso, y como cada año desde 2001, los habitantes de la comarca de La Cepeda se reúnen en un punto distinto para celebrar un certamen poético en memoria de la tierra perdida. Este año, Fontoria fue el escenario elegido para el homenaje celebrado ayer, que estuvo cargado de emotividad.

Coincidiendo con el décimo aniversario del encuentro Versos a Oliego , se organizó un acto al que acudieron 44 personas que vivieron en Oliegos, además de vecinos cepedanos y todo aquel que se quiso acercar a Fontoria.

El evento se dividió en tres partes, precedidas por el discurso de Salvador Calvo, un reconocido atleta a nivel mundial, que agradeció a los habitantes de Oliegos «el sacrificio de dejar todo atrás, especialmente el cementerio, que quedó para siempre sepultado».

La primera parte fue un desfile de pendones de veinte pueblos que salieron andando de Sopeña de Carneros a las 16.00 horas para terminar en Fontoria alrededor de las 18.30 horas.

A continuación tuvo lugar la lectura de los versos a Oliegos por parte de los autores, poetas en su mayoría, pero también esta edición contó con la presencia de escritores aficionados que se atrevieron este año a cantar con versos el amor a Oliegos. Según el organizador, Adolfo Pérez, «esta enorme carga de buena voluntad contrarresta la ausencia de poetas de la talla de Julio Llamazares». El escritor leonés que participa en el libro no pudo estar ayer presente en el acto. Aunque sí hubo presencia de la tierra con escritores como Tomás Álvarez y Ricardo Magaz.

Entre los poemas de este año figuran varios de la India, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Rabindranath Tagore, una de las cimas de la poesía mundial. Además, se contó con la presencia de cinco autores bengalíes.

La lectura culminó a las 19.30 horas con un homenaje al ciego de Benamarías, uno de los ciegos cantores que iba de pueblo en pueblo recitando canciones inventadas al tiempo que el lazarillo que lo acompañaba señalaba en una especie de cómic las viñetas que iba recitando. Como recuerdo a esta práctica, Adolfo Pérez cantó una historia y el bisnieto del ciego, Armando Ramos, hizo de lazarillo señalando unos dibujos que fueron realizados por niños de entre 6 y 12 años, hijos de auténticos fontorianos.

El acto acabó con un concierto ofrecido por un paisano de la villa. Después, Adolfo Pérez y Armando Ramos hicieron entrega de un regalo a los 44 cepedanos allí presentes. Consistía en una botella de cristal decorada por las mujeres del pueblo con la inscripción «agua de Oliegos». «El contenido de esta botella puede usarse para regar las plantas de la casa y que el recuerdo de Oliegos esté presente donde vayáis», recomendó Armando Ramos al público mientras hacía la entrega del agua de Oliegos.

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