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Aparece otro lobo decapitado en la reserva de caza de Riaño

Los ecologistas denuncian la existencia de furtivos en la zona

Un ejemplar de lobo decapitado en la reserva de Riaño.

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León

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La Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) denunció ayer la aparición de un lobo adulto decapitado en la zona de Riaño, lo que implica que «el furtivismo sigue cebándose con esta especie».

Según el portavoz de la asociación, Jorge Echegaray, en los últimos días ha aparecido el cadáver de un lobo decapitado en las proximidades de Boca de Huérgano.

En las mismas condiciones, otro ejemplar se encontró flotando en el pantano de Riaño en primavera.

Echegaray denunció en declaraciones a la agencia Efe que «existe una sistemática persecución del lobo, en gran medida promovida por la propia Junta de Castilla y León y ejecutada por los celadores de la institución».

El portavoz de Ascel ha apuntado que los cupos de caza para la comarca de Riaño en el Plan de Gestión del Lobo en Castilla y León permiten abatir entre 18 y 20 ejemplares al año, el 13% de los permisos que se conceden en toda la Comunidad.

Además, «también existen controles de lobo que efectúan los propios celadores de la Junta» en la zona.

Echegaray ha añadido que estos «funcionarios matan lobos cuando se acredita un determinado volumen de daños o cuando la Administración lo considera oportuno», y ha denunciado que «no dan parte de ello, por lo que son muertes muy difíciles de contabilizar».

Según el portavoz de Ascel, «la Junta ha optado por un modelo que prioriza en las reservas regionales de caza de León», las de Riaño, Mampodre y Ancares, «a los ungulados silvestres», piezas de caza mayor como ciervos, corzos, jabalíes, rebecos y cabras monteses.

«El único regulador natural de estas especies es el lobo, por eso se lo cargan», ha concluido.

Echegaray ha alertado del papel del lobo, «fundamental para la conservación de la biodiversidad», y ha criticado que la Junta, «a pesar de que contempla la comarca de Riaño como un espacio de gran valor ambiental, considera que determinadas especies tienen cabida y otras no, y al lobo lo consideran una alimaña».

«Como consecuencia», ha proseguido Echegaray, «se están desestructurando manadas de lobos, ya que se han abatido en su época reproductora», lo que puede suponer «unas consecuencias notables sobre el ecosistema y sobre los intereses humanos».

Echegaray ha explicado que la desestructuración de las manadas pondrá en peligro a las ganaderías domésticas, «porque las crías no serán capaces de abatir a un ungulado silvestre», y ha alertado de que se trata de un riesgo que «el modelo de gestión no está teniendo en cuenta». Desde Ascel, Gedemol y Ecologistas en Acción piden a la Junta de Castilla y León «que realice un censo sobre la especie».

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