Los últimos héroes de Afganistán
Los veintinueve soldados del Ralca 62 recibieron en la plaza Mayor de Astorga el agradecimiento de sus vecinos y la condecoración que la Otan entrega a las misiones cumplidas con éxito.
Los soldados recibieron el caluroso abrazo de sus familiares y vecinos en un acto que premió la labor que han realizado durante cinco meses en Afganistán.
Como si de un pequeño desfile de la Fiesta Nacional se tratara, la plaza Mayor de Astorga se convirtió ayer en un hervidero de militares, vecinos y curiosos que se agolpaban detrás de las banderas de España para ser testigos del recibimiento y reconocimiento por el servicio prestado del Regimiento número 62 de Artillería y Lanzacohetes (Ralca) en Afganistán.
Victorina Alonso, alcaldesa de la ciudad, acompañada de la corporación municipal y la plana mayor del ejercito, presidía el acto junto a los tapices del regimiento que colgaban de los balcones del ayuntamiento y la atenta mirada de los vecinos y los peregrinos atónitos que casualmente pasaban por allí.
En el mes de mayo de 2010, el Ralca recibió la misión de preparar y desplegar en Afganistán un equipo de instrucción y enseñanza, con el fin de instruir a los militares afganos en el empleo de materiales de dotación, la artillería moderna y desarrollar el inexistente sistema de apoyos de fuegos del ejercito afgano.
Misión cumplida. Se trataba de formar una unidad de artillería para que el gobierno de Afganistán se pudiera hacer cargo de la seguridad del país. El despliegue en este país tuvo lugar el 12 de mayo de este año y tras cinco meses de instrucción, la preparación finalizó en el mes de septiembre con dos ejercicios de fuego real con la batería afgana, en la que el peso del ejercito lo llevaron los propios integrantes.
A ritmo de corneta y tambor y custodiados por dos lanzacohetes, los 29 miembros del Ralca destinados en Afganistán recibieron la condecoración de la Otan, —con la que la Alianza reconoce a los que cumplen con éxito las misiones asignada—, y el más sentido agradecimiento de sus paisanos.
Con paso firme y uniforme el escuadrón se formó en el centro de la plaza alentados por los aplausos de los astorganos. José Millán Martín, coronel jefe del Ralca reconoció la motivación de los militares, «el cumplimiento de la misión ha sido vuestro único objetivo y para ello habéis tenido que superar con mucho esfuerzo las innumerables dificultades que sólo vosotros conocéis en detalle». Millán también apuntó que en Afganistán los soldados no sólo han sido instructores de las nuevas técnicas de artillerías sino, «representantes de España y Astorga, lo que añade un plus de responsabilidad y podéis estar seguros que os habéis ganado el reconocimiento de todos». Una misión compleja que se ha cumplido con brillantez y eficacia, por ello «los motivos del éxito hay que buscarlos en vosotros mismos», añadió el coronel. En el acto de reconocimiento también hubo palabras de gratitud para todos los astorganos que «han mostrado su cariño y que comparten la satisfacción por la vuelta de todos nuestros compañeros».
Por su parte, la corporación municipal quiso otorgar un libro con la historia de la ciudad a García Vaquero, general del Mando de Artillería (Maca), quien expresó su agradecimiento por el recibimiento y apuntó que «en casa es donde mejor se trabaja». Palabras que Victorina Alonso secundó, asegurando estar muy orgullosa de Astorga y sus soldados.
La plaza Mayor lució una continúa sonrisa por la satisfacción de los militares y sus familiares, que bajo un ‘¡viva!’ generalizado y tras la orden de ponerse firmes, los 29 soldados enviados a Afganistán salieron de la plaza con la recompensa de la misión cumplida y la satisfacción del trabajo bien hecho.