La línea que separa Madrid y Rodicol
La vida en una naturaleza desbordante, declarada Reserva Universal de la Biosfera por la Unesco, enamoró a Begoña Guerreiro que desde diciembre es la nueva pedánea de Rodicol, una pequeña localidad de la montaña leonesa donde el 90% de los habitantes permanentes pertenecen a la familia de su marido.
Begoña Guerreiro Menéndez nació hace 42 años en Madrid, vivió su niñez y adolescencia en Valladolid hasta que debutó como profesora de manualidades en Laciana, donde aún conserva una vivienda en Villablino. Su trasladó a León capital le cambió la vida, ya que conoció a su actual compañero y padre de sus hijos en la tienda de manualidades donde comenzó a trabajar. De su mano conoció Rodicol, una pintoresca localidad moñanesa situada a 1.100 metros de altura, donde las casas habitadas en invierno se cuenta con los dedos de las manos. «En verano cambia la fisonomia del pueblo con la visita de los veraneantes», argumenta. Su siguiente peldaño laboral la llevó a Telefónica, donde sigue tras doce años. Madre de dos hijos de 5 y 6 años, reconoce que es nobel en política y que se presentó al cargo al ofrecérselo el Partido Socialista.
