Una lección de ecología
Los alumnos de Riello recogen en Madrid el premio nacional ‘Los profes cuentan’.
Los niños del centro escolar posaron en la foto de familia con sus profesores, familiares y las autoridades.
«Es muy buena y nos enseña muchas cosas», dijo ayer en Madrid Zoé Calvo, de 7 años, de su profesora, Leticia Rodríguez. Con esos piropos bastarían, pero además escribe, y gracias a su cuento, el colegio CRA de Riello, que agrupa alumnos de Valdesamario, Murias de Paredes y el propio Riello, ganó el primer premio del concurso Los profes cuentan , organizado y patrocinado por Ecoembes, dedicado a concienciar sobre la necesidad de reciclar, y que fue entregado ayer en Madrid. A todo esto, El barco de Luna , título del relato que aparece en El libro más bueno de todos los tiempos , publicación presentada en la entrega del galardón, también es el cuento más famoso de León. Pero esa es otra historia.
En el Círculo de Bellas Artes de Madrid fue escuchado y hasta visto, porque, entre los reconocimientos de Ecoembes a los niños, por su participación en el proyecto aportando sus dibujos, se presentó un corto de animación basado en su propio cuento. Y había caras de asombro, porque cosas así solo se ven en el cine o en la tele, y nunca con la participación de ellos mismos.
Por todo ello, por ese grado de implicación, la propia Leticia Rodríguez aseguró que «es muy emocionante estar aquí. Compartir la educación en valores y crear conciencias, es una de nuestras finalidades, y ese objetivo lo compartimos con Ecoembes», aseguró.
Pero además, El barco de Luna , un sueño cargado de futuro y de civismo, casi de compromiso infantil, tiene su intrahistoria, esa otra historia particular para darse a conocer y llegar hasta donde ha llegado. «Desde Riello, un sitio pequeño, era difícil conseguir votos. Pedimos que nos echaran un cable», relató Rodríguez. Y se ve que el barco funcionaba a la perfección, porque su difusión, gracias al apoyo de compañeros y de los padres, consiguió que fueran muchos los que lo leyeron, lo apoyaron y lo votaron. Aunque alguien especial se empeñó en que la magia fuera completa: Ana María Matute, miembro del jurado, fue su gran valedora, sus particular hada madrina. Así, entre muchos, se consiguió que un pueblo de León tomara la quinta planta del Círculo y diera una lección de ecología.