Diario de León

felechares de la valdería

La santina regresa a casa

Santa Elena volvió a su ermita con la tradicional romería en la que no faltó el pendón, las avellanas, la devoción de los vecinos y el popular canto del ramo

Las mujeres son las encargadas de portar las tallas hasta la llegada a la ermita

Las mujeres son las encargadas de portar las tallas hasta la llegada a la ermita

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León

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Han pasado nueve días desde que Santa Elena dejó su ermita para descansar en la iglesia de Felechares de la Valdería, y ayer como cada primer domingo de mayo, los lugareños devolvieron a la santina, como cariñosamente se la conoce, a su templo. La comitiva partió a las 12.30 horas  de la iglesia y la santa, acompañada por la virgen del pueblo, la devoción de los vecinos, el pendón y los tradicionales ramos de ofrenda, emprendió el camino rumbo a casa.

 

Esta romería es el último de los actos que comenzaron el pasado sábado, 28 de abril cuando los habitantes de Felechares, como se viene haciendo desde hace 300 años, acudieron a la ermita para bajar a santa Elena al pueblo. Este templo, en pleno valle del río Eria, está rodeado de corrales de ovejas y un año más se aprovechó la procesión para bendecir los campos desde el alto como manda la tradición. En el descenso, la comitiva paró en Tabarilla, un pueblo deshabitado, y de quien originalmente era propiedad la ermita de Santa Elena.

 

Una leyenda muy actual

 

Cuenta la leyenda, que tras el abandono del pueblo, el templo y los campos fueron entregados a Felechares por ser la localidad más cercana, y desde aquel día la Valdería se ha volcado con la santina, la misma que encontró la Cruz de Cristo en el monte Calvario.

Ayer, la tradición cobró de nuevo actualidad y los romeros guiaron a la santa hasta su rústica ermita donde descansará el resto del año. Una vez en el templo, y con más nubes que claros en el cielo, se celebró la Misa Mayor con el tradicional canto del ramo. Y  para ser fieles a la historia, en el entorno de la ermita no faltaron los puestos de almendras garrapiñadas y perdones como popularmente se conoce a las avellanas. El inicio de la tarde despertó el hambre entre los romeros que disfrutaron de una comida campestre en el robledal de La Devesa.

 

Santa Elena también citó a los amantes del deporte que disfrutaron de la vigésimo octava edición de la carrera de motocross en el circuito de Felechares, que data de 1978 y está situado muy próximo a la ermita. A pesar de que la climatología mermó el número de asistentes, la actividad fue un éxito y contó con el espectáculo organizado por el Motoclub Leonés de Carrizo.

 

Pero no sólo devotos y deportistas encontraron su sitio y disfrutaron de la mano de la santina, también lo hicieron los niños y los amantes del folklore leonés que con tanto esmero han sabido cuidar las gentes de la Valdería.

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