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Riello abrirá en verano el palacio de los Flórez-Quiñones cedido hace 13 años

El Ayuntamiento permitirá por primera vez el acceso público a la joya arquitectónica.

El palacio de los Flórez-Quiñones será el eje de una ruta temática.

Publicado por
pilar infiesta | redacción
León

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El Ayuntamiento de Riello abrirá por primera vez al público este verano la casa-palacio de los Flórez-Quiñones. Una joya arquitectónica cedida hace trece años al municipio por los herederos, que está situada en la localidad de Curueña y que parece que comenzó a habitarse en el siglo XIV, cuando numerosas propiedades del Noroeste leonés pasaron a manos de la familia por los favores prestados al Rey en las guerras de los Trastámara.

El alcalde, Manuel Rodríguez, asegura que el mismo día en que tomó posesión el año pasado acudió a visitar el palacio para agilizar su apertura y comprobar las labores de limpieza y conservación que necesitaba. Una iniciativa que verá la luz este verano. La visita se enmarcará dentro de una ruta senderista desde Curueña a Riello, de unos ocho kilómetros, que atravesará La Urz y pasará junto al antiguo cementerio medieval y las ruinas de un monasterio.

«Se trata de una ruta temática, con llegada a Curueña para visitar la casa-palacio y su molino, que proseguirá hasta otros molinos y ruinas ubicados en el entorno del viejo camino a Riello. Una senda que recuperamos y que ya está desbrozada en un 80%», comenta.

El Ayuntamiento prevé abrir el edificio de los Flórez-Quiñones en verano y mantenerlo con visitas guiadas el resto del año, los fines de semana. El edificio, que conserva sus arcos de piedra, balcones, un zagúan, un escudo de finales del siglo XVIII y una extensa biblioteca, es uno de los mejores ejemplos de construcciones civiles de Omaña. Los hermanos Menéndez Pidal (folcloristas, historiadores y filósofos nacidos a finales del siglo XIX) pasaron largas temporadas en esta casa-palacio, gracias a su amistad con uno de sus últimos moradores, el notario Vicente Flórez Quiñones y Tomé, famoso por suprimir el tributo feudal del Pan del Cuarto que obligaba a entregar una de cada cuatro partes de centeno que recogía cada agricultor de la comarca a la panera de los Hidalgos. Cuentan que el dialecto y las costumbres omañesas, entre ellas, las coplas y la cencerrada que se daba a los recién casados, «enamoraron» a los Menéndez-Pidal.

En cuanto a la fortificación en ruina de El Castillo, conocida como Benar, el regidor reconoce que «uno de los máximos intereses del Ayuntamiento sería su puesta en valor. Pero la tarea es compleja, porque es privado y sus dueños no se deciden ni a ceder ni a dejar consolidar las ruinas. Tanto el primer teniente de alcalde como yo fuimos a hablar con los propietarios el pasado agosto, pero sólo obtuvimos vaguedades, lamentablemente».

El Instituto de Estudios Omañeses (IEO) pedía, precisamente, que se salvaran ambas joyas patrimoniales de la comarca: el castillo y el palacio de los Flórez-Quiñones, por su gran potencialidad turística y su valor histórico. Al menos, una será rescatada este mismo año.