Don Suero, entre la épica y la hípica
Isabel Carrasco recordó en el pregón de las Justas a los ocho mineros encerrados en el pozo de Santa Cruz.
Nadie quiso perderse la batalla, ni siquiera el sol. A un lado los medievales más fieles al estilo de la época, enfrente, los que portan el sentimiento sin atuendo y entre ambos el palenque, que esperaba ansioso la entrada triunfante de Don Suero de Quiñones, aquel caballero a quien se deben las Justas y que un año más, y van seis siglos, logró desprenderse de la argolla para alcanzar el amor de su dama. Presidiendo el acto, Isabel Carrasco, la mantenedora de la fiesta, que llegó por la mañana a Hospital de Órbigo para abrir con su pregón esta fiesta que «trata de ensalzar lo auténtico, que habla de historia, recuerda sus costumbres y nos ayuda a comprender la importancia de la historia de León y su huella en España», subrayó la popular, que aprovechó para felicitar a los vecinos que viven con gran intensidad estas jornadas, «sin vuestro callado y anónimo esfuerzo, esta fiesta medieval no sería posible», y aunque Carrasco animó a todos a «disfrutar como se merecen las Justas», la mantenedora tuvo un sentido recuerdo para los mineros encerrados en el pozo de Santa Cruz. «También mi apoyo para todos los trabajadores del sector que están viviendo una situación delicada».
Además, Carrasco destacó que «esta fiesta redunda en el desarrollo de la provincia, trabajo en el que se empeña cada día la institución provincial».