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Vecinos de las cuencas ven en el fin de las minas el ocaso de un modo de vida

Las explotaciones mineras suponían el sustento de un modo de vida con buen nivel adquisitivo y posibilitaban la estabilidad del empleo en sus zonas

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Juan Carlos Bermejo. Oviedo/León.
León

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 Los habitantes de las cuencas mineras asisten con preocupación a la situación que atraviesa el sector del carbón en España y ven en un posible cierre de las minas una hecatombe que supondría el ocaso de un modo de vida.

En una época de profunda crisis económica, los mineros han vuelto a las barricadas y mantienen unan huelga ante el anuncio de nuevos recortes en el sector que en los últimos veinticinco años ha supuesto una merma del 90 por ciento de las plantillas de las empresas carboníferas.

Las explotaciones mineras suponían el sustento de un modo de vida con buen nivel adquisitivo y posibilitaban la estabilidad del empleo en sus zonas. Hace 25 años se hablaba que de una ratio de tres empleos indirectos por cada trabajador del carbón.

El secretario del área de Minería de FITAG-UGT de Castilla y León, José Manuel Álvarez Maestro, afirma ahora que las cuencas «se llenarán de desolación» si desaparece el carbón porque «no están preparadas para otra actividad» y se iniciará un «proceso de absoluta destrucción» de esos territorios, abocados a la emigración.

Álvarez Maestro ha resaltado que el problema no solo afectará a las propias comarcas sino que se extenderá a todas las empresas satélites que se encargan del mantenimiento y suministros de las explotaciones, con el coste de personal que esto supondrá.

«El fin del sector minero supondría el tiro de gracia para estas comarcas», subraya a Efe el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, de IU, que asegura que ya no se puede alegar el cierre del sector por el alto coste del carbón nacional al tener el mismo precio que el internacional.

Vázquez, minero durante 26 años, ve factible que el Gobierno mantenga al carbón dentro de la dieta energética y considera «inasumible» que España importe el 80 por ciento de su energía.

«Aquí no hay nadie que pueda decir: yo sin la minería subsisto», subraya por su parte el presidente en funciones de la Asociación de Comarcas Mineras (ACOM) de España y alcalde de Páramo del Sil (León), Ángel Calvo, que augura «un futuro muy negro» a estos territorios.

De la misma opinión es el secretario general de la Federación de Industria de CCOO en Asturias, Maximino García, que explica que los estudios que maneja el sindicato son «terroríficos», con la desaparición de entre 5.000 y 6.000 puestos de trabajo directos o indirectos.

Esta situación incidiría especialmente en el paro juvenil que en las cuencas supera la tasa del 50 por ciento registrado en Asturias, lo que deja a muchas familias con el único sustento de las prejubilaciones, que no tienen garantía de futuro si no son incluidas en los próximos presupuestos generales del Estado, añade el líder sindical.

A juicio del alcalde de Mieres, las cuencas están aún en fase de readaptación de su tejido empresarial y estima «imprescindible» la continuidad de los fondos mineros que siempre han estado cuestionados por disputas políticas y localista, que a juicio de Maximino García «no ha permitido lograr los objetivos buscados».

El líder sindical denuncia la «incapacidad de los gestores de poner los recursos en marcha», aunque contradice a aquellos que aseguran que no han servido para nada.

«Las carreteras que se hicieron para que la gente viniera a trabajar a las cuencas ahora se utilizan para salir fuera de ellas», recalca el alcalde del concejo asturiano de Lena, Ramón Argüelles.

Mieres, como ejemplo claro de la caída poblacional en las comarcas mineras, ha perdido parte de su participación en los tributos del Estado que le concedía el hecho de albergar a más de 50.000 habitantes. Ahora cuenta con unos 43.000.

Las asociaciones de comerciantes y hosteleros de las comarcas mineras «siempre han estado al lado de la minería», como recalca Loli Olavarrieta, presidenta de la agrupación del Caudal (Asturias), ya que su pérdida sería la «hecatombe» para estos territorios.