La exploración geológica ha supuesto un coste de cinco millones de euros
Los trabajos desarrollados en la realización de la campaña sísmica en la comarca de Sahagún han supuesto una inversión de cinco millones de euros. «Parte de esta cifra ha revertido en la economía local, y una parte muy importante ha ido a parar a los agricultores de la comarca, a través de compensaciones por permitir las tareas en sus propiedades.
En total se han recorrido más de 15.000 fincas, y los propietarios han sido indemnizados pese a que el daño ha sido prácticamente inexistente.
La recogida total de datos para determinar la idoneidad o no de los terrenos del sureste de León para el almacén geológico de CO2 forma parte de la primera fase del proyecto en el que participa, además de Endesa, la Ciudad de la Energía (Ciuden).
En su conjunto, esta fase, dentro de las investigaciones sobre combustión limpia de carbón, tiene un coste de 220 millones de euros, financiados con fondos europeos. Una fase posterior será la construcción de una central térmica a escala de demostración comercial, aunque la situación económica y las restricciones presupuestarias han supuesto una situación de «impasse» sobre los siguientes pasos que tiene que dar el proyecto.
La fase de investigación comenzó en el 2006, y ahora se llevan a cabo las pruebas tanto de captura como de almacenamiento del CO2. Quedaría pendiente después la fase de transporte, que los técnicos consideran la menos complicada.
Antes de llegar a este punto, Endesa tiene que decidir en cuál de los tres puntos que actualmente analiza como posibles almacenes para el CO2 de la futura térmica limpia se realiza la instalación.
Otras zonas
Además de en el sureste de León, la eléctrica realiza investigaciones en la cuenca del Ebro (en Zaragoza y Teruel), y en la cuenca del Guadalquivir. En el caso de Aragón los trabajos de sísmica han finalizado ya, mientras que en el Guadalquivir aún no se han iniciado.
En las tres cuencas (la de León se incluye en la del Duero) las diagrafías muestran que el subsuelo tiene una capa cuya porosidad y permeabilidad hacen posible que el CO2 que pueda inyectarse en forma de gas líquido. Y tienen también encima una capa impermeable, que actuaría como «sello» para impedir la salida a la superficie de la sustancia inyectada.
La selección de las tres zonas se ha hecho en función de criterios técnicos y geológicos.