Diario de León

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Una abuela pide una orden de búsqueda para localizar a su nieta

El padre, en paradero desconocido desde hace tres meses, huyó con la menor.

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carmen tapia | león
León

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Rosalina Pertejo es una abuela coraje. A sus 72 años y tras el fallecimiento de su hija hace año y medio como consecuencia de un cáncer de mama, ha entablado junto a su marido, José María Fuertes, de 79, una lucha sin cuartel contra su yerno para poder quedarse con la custodia de su nieta Noelia, de 10 años de edad, a la que ha criado los últimos seis años dado que la pareja estaba separada y su hija, por su enfermedad, necesitaba la ayuda de sus padres. Ayer celebró el Día de los Abuelos en los juzgados de León. Ha presentado una querella criminal contra su yerno que ha huido con la niña de León sin que nadie sepa, desde hace tres meses, su paradero.

Después de la muerte de la madre, el padre reclamó a la niña y el juez le concedió la custodia, pero tras la lucha de la abuela, que llegó a recoger más de 2.000 firmas en el pueblo para apoyar su causa, le concedió un régimen de visitas mensual. Año y medio de litigios, y después de recurrir a la Audiencia Provincial de León, el juez les concedió un régimen de visitas quincenal y parte de las vacaciones de la niña, tras reconocer que la menor quería mucho a sus abuelos. Pero la última sentencia no ha llegado a cumplirse porque la niña salió del colegio el último día de abril y no ha vuelto. Los vecinos de Pobladura del Bernesga, lugar donde vivía la niña con su padre, cuentan a Rosalina que su yerno vendió lo que pudo y se marchó del pueblo con la niña. Nadie sabe dónde están. «Por lo visto el decía que se iba a ir a Costa Rica, pero eso no lo sabemos». La niña dijo a su amigas en el colegio que se iba una semana de vacaciones. Él se despidió del trabajo en un herbolario de León diciendo que había encontrado otro empleo fuera. Despidió a su abogado y se fue hace tres meses, llevándose a la niña. Nadie ha vuelto a saber de ellos. «Me preocupa la salud de la niña, me preocupa que esté bien y qué será de ella. Me preocupa que no vaya al colegio. Nadie ha pedido el traslado de su expediente», asegura su abuela, que ayer acudió a los juzgados para iniciar los trámites legales.

Un detective privado

Además, Rosalina ha contratado los servicios de un detective privado. «No me cansaré de buscar, sea donde sea. Mi nieta me necesita. Nunca ha querido irse con el padre, se iba llorando. Teníamos que ir al punto de encuentro para dejarla y ella nunca quería. Su padre no tiene relación con su familia por lo que nosotros, sus abuelos, somos la única familia que tiene la niña. Necesita revisiones médicas, control dietético por sobrepeso, tiene que ir al psicólogo porque lo ha pasado muy mal, y al dentista, pero su padre no se ocupa de eso», asegura su abuela. «Si lo pienso me vuelvo loca. No sé si la niña está viva o muerta. Esto es una tortura», dice Rosalina.

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