piedrasecha
Revolcones detrás de un queso
El último acto de las fiestas, junto con la comida en la Casa del Pueblo, es una carrera donde los participantes se lanzan ladera abajo tras un apetecible trofeo.
Imagínense dedicar una mañana de domingo a salir de cacería, algo que puede parecer habitual si no fuera porque la presa es un queso y los cazadores no llevan armas ni cebos. Solo un disfraz, y muchas ganas de divertirse. Y es que en Piedrasecha, también hay ratones, pero de otro tipo.
Cinco años lleva realizándose la tradicional carrera del queso en esta localidad del norte de la provincia leonesa. Un lustro en el que la ladera de la Choisa permite que se deslicen por ella vecinos y participantes de todas las edades, que se disputan el premio final, medio queso. Y es que de eso se trata, de ser el más ágil ladera abajo.
El evento consiste en que los participantes corran de la forma más veloz posible para ser el primero en hacerse con el queso, que se sitúa como el premio final. Sin embargo, de este galardón, el ganador solo recibe la mitad, ya que el resto se utiliza para realizar una comida para todo el pueblo. No hay que olvidar que la hazaña se hace disfrazado, lo que dificulta aún más la prueba porque es imposible contener las carcajadas durante el recorrido.
Este es el primer año en el que la totalidad de los participantes decidieron hacer más complicada y entretenida la prueba, ya que los nueve corredores participaron ataviados con los trajes más pintorescos. Una novedad que se introduce como rasgo característico de este evento, que cada año acapara las miradas de más y más curiosos, dado que no existe nada igual en la provincia.
Pero si ya resulta complicado terminar una vez, el juego obliga a finalizar el recorrido en dos ocasiones, que son las necesarias para que el vecino más rápido se proclame ganador y se alce con el apetecible y sabroso trofeo.
Sin embargo, ganador o no, las risas están aseguradas. Pequeños y mayores participan en este encuentro bien como curiosos, sin acercarse más que lo necesario al campo de juego, o bien como ‘ratones’, teniendo el coraje y la astucia suficiente como para lanzarse a la caza del queso.