La Feria del Dulce celebra una nueva edición con más de 35 expositores

La séptima edición de la Feria del Dulce y la Repostería de Benavides de Órbigo ultima ya sus preparativos finales de cara al fin de semana. Y es que durante los días 1 y 2 del próximo mes se celebrará este evento que ya comienza a tornarse tradición en la comarca del Órbigo.

Más de 35 expositores procedentes de diferentes puntos de la orografía española, como Asturias, Extremadura o el País Vasco, se sumarán a los puestos de la provincia que harán las delicias de todos aquellos que decidan visitar la feria.

Una muestra que según su alcaldesa, Ana Rosa Sopeña, «no pretende ser un mercadillo más de los jueves, sino que se trata de una feria específica, en la que no se encontrarán productos más productos que los propios de la repostería». De este modo, visitantes y vecinos podrán degustar en un mismo lugar, mantecados de Astorga, productos vascos, sobaos pasiegos o nicanores de Boñar, entre otras cosas. Los más pequeños, también tendrán su espacio, con un taller en el que podrán aprender a crear los mejores postres. A este, también se añadirán otros cursillos, como el de ornamentación de tartas, o el taller Cocina Dulce que impartirá el maestro pastelero Julián Arranz y el chef Jesús Prieto.

El propósito principal que se marca esta iniciativa es doble, por un lado, el aprendizaje, y por otro el perfeccionamiento artesanal, algo que manifestó la regidora cuando recalcó que «se puede tanto ver, como degustar, como comprar o participar». Además, el presupuesto con el que cuenta esta nueva edición se mantiene respecto al año pasado, con la salvedad de que en esta ocasión, el proyecto no cuenta con subvenciones de ningún tipo.

Pese a todo, la feria se mantiene e incluso incluye novedades, como el curso de repostería que se celebrará al concluir la feria, que tendrá una duración de dos horas diarias, costará 15 euros y en el que hay capacidad para 15 o 20 inscritos. Tanto la alcaldesa como la edil de Ferias, Camino Anzules, explicaron que aunque la crisis azota con fuerza, los reposteros continúan abogando por este evento, ya que se sigue vendiendo, «los visitantes ahorran, pero no tanto en comer», y «está claro, que un dulce no amarga a nadie».