Diario de León

Carta te escribo

El panal

Martín Martínez

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Querido hermano: De rica miel subvencionada era el panal. Con la euforia de las autonomías, que eran solamente suyas, los políticos se encaramaron a la colmena; son cientos de miles, muchos más que las moscas de la fábula y comenzaron a libar.

Y tanto libaron en la colmena; y tanto tiraron de la teta que todos creíamos, porque así lo decían ellos, que estábamos en la primera división del mundo mundial; es más en estos últimos años, alguien aseveró que jugábamos la “Champion”; sabes quien.

Uno, hermano, recuerda como en aquellos años de bonanza ficticia, se levantaban castillos en el aire al amor de las subvenciones que generosamente repartían tanto papá estado como mamá autonomía. Si tienes algo que promocionar dilo y tendrás generosa subvención.

Había, hay, un camino, una calzada, una vía que usaron los pastores astures y lusitanos en sus desplazamientos; que Roma conquistadora lo arregló guapamente para tener unión perfecta entre la cabeza del convento jurídico asturicense con las tierras que el cesar dio a soldados eméritos, creando Emérita Augusta. (De esto jurídico, de la basílica recién descubierta y destruida, y de los actuales juzgados habrá que escribir algún día).

Y al amor de esas subvenciones la que se llamó Vía de la Plata se hizo el obscuro deseo de unas ciudades y pueblos que desde Sevilla Gijón olieron un filón promocional; les acompañaba, entre otras poblaciones, León haciendo desvíos de la vía allá donde interesaba y prolongando la misma hasta el infinito. Así nació un engendro que se llamó “Red de ciudades en la Vía de la Plata”, que aspiraba a quedarse con el santo y la limosna.

Y tuvo que nacer, bajo los auspicios del Ayuntamiento astorgano, la “Asociación de Pueblos en defensa de la Vía de la Plata”. Había que reivindicar el trazado histórico, pues bien sabes que los de León, sin pudor alguno, desviaban (y así siguen) el camino en Benavente para buscarle un trazado espurio hacía la capital provincial amparados en la carretera 630 que desde Mérida a Benavente, en algunos tramos, destrozó la vía romana.

Esas moscas cojoneras, hermano, querían arrebatarle a los mosquitos de los Pueblos de la vía el pan y la sal; y solamente les quedaba soltar algún que otro picotazo en los magnos festivales que las ciudades organizaban, e intentar reventar esos fastos dinerarios de carpas y atracciones; hasta algún hotel de Lisboa, donde los Pueblos contaron con la ayuda inestimable del periodista Antunes, supo de estas cosas.

Ya ves, hermano; el panal se acabó, y las ciudades catan ahora la hiel de haberse eliminado o restringido las subvenciones generosas que ministerios y autonomías les brindaban; han comenzado las deserciones por aquello de si no hay momio mejor que cada uno se lama el suyo. Me preocupa, sin embargo, la inactividad de los “Pueblos de la Vía” en este último año; tal vez sea la resaca de las elecciones, o quizás también el recorte de las subvenciones. No obstante, hay noticias que nos levantan el ánimo y de las cuales tendrás información. Mérida se borró de la Red; Acedo, cofundador de los “Pueblos” ha retomado la alcaldía de la capital extremeña y ha reconducido las aguas a su cauce; y dicen que si no han seguido su ejemplo, en breve lo harán Cáceres y Plasencia. Habrá otros, digo yo.

Y cierro con dolor la carta, hermano. Como sabes el pasado día 20 despedimos a don Bernardo Velado, un puntal de la cultura astorgana; y en Valdeorras despidieron a Ramón López Caneda; entre sus muchas obras estaba la biografía de Ruiz de Padrón aquel que fue cura de Quintanilla de Somoza. Descansen en paz. Y tú cuídate.

tracking