opinión | carta te escribo
De felicitación y peticiones
Querido hermano: Comencemos con la felicitación desde esta banda del Teleno. A doña Concha —que no hace falta ponerle apellido— por esa merecidísima medalla de oro de la provincia. Su sabiduría, su capacidad de trabajo, su fibra inflexible, su insistencia, y todo hay que decirlo, su bendita tozudez, han sido el aval para la salvaguarda de nuestra cultura popular. Sin doña Concha, de la que tantas cosas se han dicho y escrito estos días, estaríamos huérfanos sin remisión. Que Dios la bendiga; nosotros agradecidos.
Quede aquí, también, la felicitación a esa maragata de Boisán, Marifé, que acaba de ingresar en la Academia de Historia y Arte San Quirce, de Segovia. Sus muchos escritos y la vecindad de años en El Espinar avalaron esa candidatura. Enhorabuena.
Ahora, hermano, las peticiones. Dos solamente. La primera tener un pronto encuentro, con el todavía no regresado del periplo centroeuropeo, Nolete. Me han soplado que de regreso tiene la intención de hacer una visita a las atarazanas de Barceloan, entrevistarse con el «honorable», molt, Sr, Más y solicitarle consejo sobre aquel proyecto, que Nolete y su panda intentaban fraguar de la independencia de Maragatería. Informará y ya veremos si el sol sale por la Témpana de San Justo o por Foncebadón. Hace años andaban con los prolegómenos de la Constitución Maragata; pero allí se atascaron. El subidón del señor Más (o menos) y la deriva del Sr. Urcullu y los de Bildu, pueden darle alas a Nolete y sus secuaces. Con Peyuca que no cuenten que, de momento, él y su escribano lo han dejado claro; leoneses y españoles; de maragatos, que raro ni pío, pero se sobreentiende.
La segunda petición, hermano, lleva doble destinataria. Pido a nuestra alcaldesa, como presidenta de la Corporación que solicite a doña Esperanza Aguirre... No hagas ese mohín de asco que te lo explico a mi manera, y razonadamente. Cuando doña Espe era concejala de Medio Ambiente en Madrid, vino a Astorga con media docena de madroños bajo el brazo; trajo consigo al alcalde Sr. Álvarez del Manzano y al entonces cronista de la Villa y Corte, el laureado periodista astorgano Lorenzo López Sancho. Plantaron los madroños en el Parque de la Sinagoga (hay placa que lo atestigua, día, mes y año: 10-X-1995). Están rozagantes, aunque un poco acojonaditos por otro arbolotes; y este tu hermano, sin esconder el furtivismo, cada invierno hace la prueba de sus ricos frutos rojos. Doña Esperanza en aquel acto, y en posterior almuerzo, comprometió su apoyo a esta pequeña ciudad, dentro de sus posibilidades. Desde entonces ha sido Ministra de Educación, Presidenta del Senado y Presidenta de la Comunidad de Madrid; casi nada. Nunca, hermano, la hemos importunado que bastante tenía para ella. Ahora sí debemos hacerlo; se ha incorporado a su puesto laboral como Técnica de Turismo, en la Secretaría de Estado correspondiente. Es, al parecer, asesora y consejera de la titular de la Secretaría, doña María Isabel Borrego (con perdón). Pues ya ves, querido, ahora acaso pueda ayudarnos. Recuerda las tropelías que sobre la Vía de la Plata estamos sufriendo. Para más «inri», la diputación leonesa (donde manda otra Isabel), y el ente que preside la Señora Borrego (perdón de nuevo), han ninguneado la historia; han sacado del atolladero económico, en el que por sus despilfarros había caído, al enemigo público número uno de la vía histórica: ese invento llamado Red de Ciudades en la Vía de la Plata. Ambas, a la par, le han insuflado unos cuantos miles de euros para que puedan seguir pregonando las bondades de una vía que no es y que suplanta la histórica. Pedimos, pues, a nuestra Alcaldesa que solicite de doña Esperanza que nos ayude, que en ella tenemos puesta nuestra idem. Que «desfaga» el entuerto realizado por intereses espurios, que tergiversan la historia, dañando a los herederos de la misma. Esperemos; y tú cuídate.