Contra el frío, ajo

Nadie sabe a ciencia cierta cuál fue es su origen. Pobre, pero exquisito, el Ajo es un plato autóctono y exclusivo de Santa María del Páramo que desde hace varios años, el Ayuntamiento ha querido poner en valor organizando una jornada de exaltación en la que los bares y restaurantes de la localidad reparten de forma gratuita, en la Plaza Mayor, tapas de este delicioso bocado al que acompañan de un vaso de vino. Así ocurrió ayer con la participación de veintiún establecimientos hosteleros locales.

Centenares de personas de toda la comarca se acercaron en una mañana amenazante de lluvia pero de temperatura muy agradable a las proximidades del Ayuntamiento para degustar las distintas versiones de la típica tapa de Ajo. Allí pudo verse al alcalde, Miguel Ángel del Egido, y a buena parte de la corporación municipal. El acto estuvo acompañado por la notas musicales del grupo Rabelistas Leoneses.

Aunque de origen incierto, se sabe que hace siglos los arrieros ya llevaban el Ajo en su fardel, especialmente a partir de la festividad de Todos los Santos y durante todo el invierno. Además de matar el hambre, les ayudaba a paliar el frío.

Se trata de un plato muy humilde elaborado a base de miga de pan duro de hogaza y caldo de carne de gallina, cerdo o vacuno, según cada maestro. Se le añade también pimentón, aceite de oliva y, por supuesto, ajo. Requiere grandes dosis de paciencia hasta conseguir una textura más o menos espesa.

Hoy en día se sirve habitualmente en los bares de la localidad paramesa durante casi todo el invierno como aperitivo que acompañe a las consumiciones.

No hay dos tapas de Ajo iguales. Así se pudo comprobar ayer. Cada cocinero le pone su propio toque personal. Lo hay más o menos espeso, dulce o picante... cada uno con sus matices. Se suele dispensar sobre una rebanada de pan, aunque en los domicilios particulares también se come como un plato de cuchara.