La SAE tilda de radical la postura de los lupuleros y los invita ahora a negociar
Los productores quemarán el excedente antes de «regalárselo» a las cerveceras.
La reacción de la Sociedad Anónima Española para el Fomento del Lúpulo (SAE) sobre el anuncio de los cultivadores de quemar parte de los 28.000 kilos de excedente de producción de este año, antes que regalársela a las empresas cerveceras, no se ha hecho esperar. Según declaró ayer a la agencia Efe su director técnico, José Antonio Magadán, «en ningún momento ha habido negociación alguna y por tanto no se ha hablado de precio». Es más, ha dicho que está a la «espera» de que los productores les comuniquen qué quieren hacer con ese excedente. Para el responsable de la sociedad, que está participada por las cerveceras más importantes del país y los cultivadores de esta planta, «las posturas radicales no ayudan a encontrar una solución» y se ha mostrado abierto al diálogo para llegar a un acuerdo.
El pasado viernes cerca de cien agricultores pertenecientes al Grupo de Cultivadores del Lúpulo se reunieron en Carrizo para estudiar posibles salidas a los 28.000 kilos de excedente de producción recolectado este año, respecto al millón contratado con la SAE. Según confirmaron a este periódico los propios agricultores, la única oferta que tenían en ese momento era la de una empresa cervecera alemana que proponía comprar ese excedente a 1,30 euros el kilo, cuando los productores tienen un precio cerrado a 3,20. Si a esa cantidad se descuenta el gasto que supone la transformación de la flor en pallets, los agricultores tan sólo percibirían unos sesenta céntimos por kilo, operación que no están dispuestos a asumir y que rechazaron mayoritariamente.
La organización agraria Asaja va aún más lejos, en la nota de prensa remitida ayer a los medios, y apunta directamente a la propia SAE, con el grupo Heineken como accionista de referencia, como responsables de la oferta lanzada a los cultivadores de comprar este excedente a un 80% menos de su valor.
Asaja acusa a las cerveceras de «ejercer una posición de dominancia y oligopolio en el mercado del lúpulo, de no tener arraigo ni compromiso con los territorios en los que ejercer un boyante negocio y de despreciar a sus proveedores españoles que lo único que han hecho a lo largo de la historia es ofrecer un producto de máxima calidad a precios muy razonables».
Por último, exigen a la SAE que concrete qué día pueden los agricultores retirar el excedente de sus instalaciones para llevar a cabo su protesta de quemar en una hoguera parte de ese lúpulo.