«Bruselas debe reconocer esta forma de vida única en el mundo»

Los trashumantes tienen claro que su oficio es peculiar, por eso piensan plantear un proyecto europeo para pedir a la UE que proteja al colectivo y que se activen ayudas agroambientales específicas para compensarles por el beneficio que generan los rebaños al medio ambiente. Según entiende la Asociación Ibérica de Pastores Trashumantes, «Bruselas debe reconocer esta forma de vida única en el mundo, con cañadas de un alto valor patrimonial que están en muchos casos olvidadas y que hay que recuperar». Con ese objetivo y el de defender a los pastores trashumantes tanto de España como de Portugal, nació la asociación hace un año. De momento, han mantenido varias reuniones con el Ministerio de Agricultura, con quien, dicen, tener una buena sintonía. Prueba de ello es la elaboración del Libro Blanco de la Trashumancia. La organización también echa en falta una cooperativa en León, donde los grandes desplazamientos de merinas a otras regiones se han ido perdiendo en favor de la trasterminancia (trashumancia de menos de cien kilómetros de recorrido, normalmente, dentro de la misma provincia), y el antiguo negocio de la lana ha sido desplazado por el de la carne. «La lana, hoy en día, sirve para sufragar los gastos del esquileo», reconoce el secretario de la asociación, el leonés Rubén Valín, nieto del mítico Edelmiro Tascón, de Correcillas, que siendo niño perdía horas de colegio para ir al embarque de las ovejas en La Perala (Cáceres).

Su rebaño, repartido en dos hatajos, hace el camino a pie desde Secos del Porma y Villabúrbula a Correcillas en junio y retorna a la ribera en noviembre. Un recorrido de 60 a 70 kilómetros a pie, de los que apenas doce los surcan por los cordeles de la Cañada Leonesa Occidental.