Diario de León

el conflicto de las ayudas del carbón. las explicaciones del almacén estratégico

Qué carbones y en qué pilas

Alonso debe al AETC 1,2 millones de toneladas, pero ambas partes discrepan sobre qué mineral incluye el contrato. La empresa llegó a almacenar 5 millones de toneladas.

Unas máquinas trabajan en un almacén de carbón.

Unas máquinas trabajan en un almacén de carbón.

León

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En el 2009 el Gobierno retiró el incentivo a la quema del carbón autóctono y las eléctricas dejaron de comprar mineral a las empresas locales durante meses. Los que tardó en articularse un nuevo incentivo, el mecanismo de restricciones por garantía de suministro, que se estableció con fecha tope de finales del 2014.

El 31 de julio del 2009, antes de que Bruselas diera por bueno este mecanismo, el Gobierno aprobó la creación del Almacén Estratégico Temporal de Carbón (AETC), cuya gestión encargó a Hunosa. Las empresas vendían el carbón que no recibían las eléctricas al Estado, y lo almacenaban hasta que las térmicas pudieran ir consumiéndolo. Un proceso que aún no ha concluido.

Uminsa y Coto Minero Cantábrico, las empresas del Grupo Alonso, firmaron un contrato por el que aportaban al AETC 1,8 millones de toneladas de carbón. De ellas han suministrado 560.000 toneladas (las últimas el pasado mes de enero), y quedan a disposición de la minera pública otras 1,2 millones de toneladas. Una parte de ellas, sobre las que existe todo tipo de especulaciones y de momento ninguna confirmación oficial por parte de Hunosa, parecen no estar en los almacenes del empresario leonés.

Un porcentaje de esa cantidad que falta correría a cargo de las mermas. El contrato establece un 2% de pérdida de mineral por las condiciones de almacenamiento al aire libre. Mermas que la empresa asegura que son mucho mayores, y que así lo ha hecho constar al Instituto del Carbón. El almacenamiento se prolongó mucho más de lo previsto (lleva tres años), y las pilas de carbón de Alonso llegaron a sumar cinco millones de toneladas. En condiciones climáticas más adversas de lo habitual, el grupo calcula las pérdidas entre un 6 y un 8%, sobre cinco millones de toneladas, suponen entre 300.000 y 550.000 toneladas.

En cualquier caso, esas cantidades y las compensaciones pertinentes deben negociarse cuando acabe el desacopio de carbón de los almacenes, algo que todavía parece lejano.

El caso es que de momento Hunosa sólo ha confirmado que el pasado septiembre confirmó que el carbón almacenado por Alonso no era el pactado. Y no dará explicaciones hasta la próxima semana.

Desde el grupo aseguran que sobre el carbón que se almacenó para Hunosa se fue apilando la producción de los meses siguientes, incluido carbón que Endesa pagaba, pero que no retiraba porque sus almacenes estaban a rebosar.

Carbón que se almacenó sobre el anterior en varios emplazamientos, y que se fue suministrando tanto a Hunosa como a Endesa y al resto de los clientes. Incluso se fue moviendo y mezclando con otros para evitar combustiiones por azufre: o mezclado con otro nuevo para comercializarlo. Operaciones que según el grupo se realizaban desde el 2010.

La prolongación del almacén estableció en la práctica un contrato de bienes fungibles (que supone reemplazar un bien por otro de igual calidad), en opinión del grupo minero leonés. Que alega también que Hunosa no ha tenido ningún perjuicio, y que el carbón almacenado en León y Asturias permite abastecer toda la demanda posible para todo el 2013 y parte del 2014.

Tampoco parecen ponerse de acuerdo el Grupo Alonso y Hunosa sobre el origen del carbón que pertenece al AETC. El grupo privado contabiliza 648.000 toneladas procedentes de mineral que se comercializa habitualmente, pero que la pública no ha contabilizado. Entre ellas, una parte correspondiente a los finos comerciales, el carbón que se recupera de las balsas y los lavaderos; y otro el carbón bruto, procedente de los cielos abiertos y que debe seleccionarse para la comercialización.

Si el problema es el carbón o las irregularidades del contrato del AETC, es el momento de explicarlo públicamente y exigir responsabilidades si corresponden. El silencio del ministerio y las filtraciones y acusciones bajo cuerda sólo sirven para enturbiar más un asunto que nunca se ha aclarado. Ya es hora.

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