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León

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Carta te escribo martín martínez

Querido hermano: Ahí está ese monstruo cancerbero, de nuevo al ataque; va a por todos. Fue anteayer; Nolete no estaba achispado, no habíamos iniciado la ronda. Pero estaba cabreado, hermano; muy cabreado por la «recalcitrancia» —coño que palabro inventó el tío— de Gersul, ese ente provincial que la Diputación, ante la imposibilidad de poner algo de orden, externalizó –también esta voz la subraya el computador- para ventilarnos los ahorros que no tenemos y colmar el valle de Portugal, hecho unos zorros.

Adivino tu sonrisa, querido; ciertamente hacía meses que no mentaba la bicha del CTR. La próxima semana me daré un garbeo por allí. ¿Qué habrá sido de aquel Sr. Prieto que en cierta ocasión, me acusó de trilero? Supongo que seguirá en su cargo; hago votos por ello y que no engrose ese escandaloso número de parados que dicen tenemos.

Pero a lo que iba, que ya me salía por el cerro de la Chanica. El cabreo de Nolete era debido a la contumacia de Gersul en recaudar de todo dios, que al final han montado un sindios. Según me explicó, creíble de todo punto, es el caso de un amigo. Este tuvo abierto un local comercial el cual contaba con todas las bendiciones municipales, provinciales, autonómicas y nacionales. En el año dos mil, quizás el dos mil uno, la esposa del amigo, que era la regente del negocio, decidió echar el cerrojo, pues ni siquiera daba trabajo; y por ende los beneficios eran nulos; así que dio de baja el chiringuito para dejar de pagar licencias y demás chismes. Desde entonces el local está clausurado, sin actividad alguna; cerrado a cal y canto, con el concurso del aluminio y el vidrio.

Cuando, desde la Diputación se creó Gersul, allá por el 2008, comenzó a pasar facturas a fin de hacer frente a los gastos del CTR. El local del amigo de Nolete ya estaba cerrado pero sí se le pasó la correspondiente cuota; el amigo se acercó a la calle del Pozo, número 2, de Astorga, donde radica la ofician recaudatoria de la Diputación, siendo atendido con suma amabilidad. Justificó el cese, de años, del negocio, que el local por estar clausurado no producía residuos sólidos, ni de otra índole; se pasó el expediente a la oficina central y Gersul concedió el correspondiente indulto. Todo arreglado.

Lo cierto, hermano, es que tenían montado un tiberio fenomenal, cobrando indebidamente a miles de leoneses. En los Guzmanes, creyeron que externalizando el servicio algo arreglarían; sí, sí. Llegó guatapeor; pues la empresa, al igual que hacen los cuervos del Buyeiro, se lanzó sobre las víctimas en picado; y al amigo de Nolete, ya indultado, en 2010 se le pasa una factura de no sé que cuantía, que tampoco eso va al caso; se negó en redondo y después de un par de conversaciones telefónicas lo dejaron en paz.

Pero, hete aquí, querido que según me cuenta —estábamos solo en el segundo tinto— la semana pasada, ese ente llamado Gersul vuelve a la carga a pesar del desbarajuste que sigue teniendo en la identificación de propietarios y actividades. Y como la empresa encargada de la recaudación, quizás cobre a porcentaje, digo yo, no deja títere con cabeza. Te muevas o no, sales en la foto. Y claro después han de hacer el «fotosop» ese, o como se escriba. Pero con agravante, quieren que el amigo inicie una vez más todo el proceso que hubo de realizar en 2008. Así ellos no tienen que revisar papeleo. A veces parece que sois de Valladolid. Cuídate.

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