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Asaja pide ajustar las políticas agrarias a las peculiaridades del campo leonés

Propone aumentar las tierras de legumbres de calidad y mantener las cuotas lácteas.

Publicado por
pilar infiesta | redacción
León

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Asaja reivindicó ayer que las nuevas políticas agrarias que se elaboren tengan en cuenta las particularidades del campo y la ganadería de León, además de orientarse a mejorar la competitividad de las explotaciones. Para el sindicato, los retos pasan por concluir la modernización de los regadíos, acometer proyectos de concentración parcelaria en zonas de secano y pastoreo y mantener el sistema de cuotas lácteas. También proponen retomar la ayuda al cese anticipado en la actividad agraria para favorecer el relevo generacional y orientar los pagos de la PAC hacia una agricultura y ganadería productivas.

Su secretario general, José Antonio Turrado, explicó que la provincia debería asentar el mercado de las legumbres de calidad, doblando a 4.000 hectáreas la superficie destinada a estos cultivos e intentar alcanzar con la remolacha las 8.000 hectáreas (3.000 más que este año). Asaja no ve con buenos ojos la política forestal de los últimos años, que «ha hecho un gran daño al campo y la ganadería leonesa al reforestar tierras agrarias». Por eso solicitan que se reoriente, que se regule el uso de los terrenos y pastos comunales con claridad y que se apoye la comercialización de los productos a través de cooperativas fuertes.

La nueva PAC

Todas estas peticiones surgen tras la elaboración por parte del sindicato de un documento que recoge los aspectos diferenciales de la provincia que no deberían obviar, a su juicio, la nueva PAC que se debate en Bruselas ni la futura Ley Agraria de la Junta. El sindicato ya ha enviado a los políticos su informe para que intenten adaptar esas políticas a la casuística leonesa y con ello el reparto de las ayudas favorezca a León.

Según desgranó Turrado, las diferencias de León frente a las otras ocho provincias de la comunidad pasan por poseer la mayor superficie de regadío de la autonomía, con comarcas con producciones específicas como El Bierzo (fruticultura) o el Órbigo (lúpulo) y las peores tierras de secano. También existe una amplia superficie de zonas de montaña con limitaciones productivas por estar enclavados en un Parque Nacional, espacios naturales y reservas de caza. Y las parcelas son de reducido tamaño, lo que favorece el minifundismo. El 60% de las fincas están arrendadas, y las administraciones y juntas vecinales poseen, además, la casi totalidad de zonas de pasto y monte. Otros rasgos diferenciales son el equilibrio al 50% del peso de la agricultura y la ganadería; el escaso desarrollo de la ganadería independiente de la tierra y las débiles estructuras de comercialización. Las reconversiones han sido especialmente duras para las alubias (30.000 hectáreas menos), patas, lúpulo y remolacha. Como dato positivo, las mujeres representan el 38,6% de los cotizantes del campo a la Seguridad Social, consolidando un modelo de explotación familiar.

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