CENTENARIO DEL PALACIO DE GAUDÍ. EL NUNCIO DE LA SANTA SEDE INAUGURA LOS ACTOS
Monseñor Fratini destaca el papel de la Iglesia en favor de la cultura y el arte
El proyecto para hacer del edificio el Museo de los Caminos cumple ahora 50 años.
El nuncio apostólico de la Santa Sede en España, monseñor Renzo Fratini, abrió ayer el centenario de la finalización de las obras del Palacio Gaudí. El representante del Papa en España fue recibido en el Ayuntamiento y, posteriormente, celebró una misa en la Catedral, para, después, dirigirse al palacio que diseñó el arquitecto catalán. Fratini agradeció la invitación de la ciudad, así como la del Obispado, que le permitió oficiar en una seo con el título de Apostólica, y destacó «el papel de la Iglesia y el cristianismo en la promoción del arte, pese a las dificultades que puedan encontrarse», señaló en referencia a los avatares del monumento gaudiano antes de finalizar sus obras. Además, apeló a los presentes: «Ustedes son piedras vivas de la Iglesia y tiene la obligación de mantenerlo».
El cronista de la ciudad, Martín Martínez, abrió el acto con un discurso en el que recordó la cesión de los terrenos para la residencia episcopal por parte de doña Urraca y el incendio que destruyó el edificio que precedió al actual en 1886.
El director del Museo de los Caminos, José Fernández, destacó que el centenario coincide con los 50 años del proyecto para hacer del palacio el Museo de los Caminos, idea de Augusto Quintana Prieto, que fue su primer director. Calificó el edificio como joya y joyero al conservar en su interior piezas de arte que de otra manera se hubieran perdido.
El obispo de Astorga, monseñor Camilo Lorenzo, fue el encargado de repasar el papel de los obispos en la construcción del palacio. Así, Juan Bautista Grau, que conocía a Gaudí, le ofreció el encargo, y colocó la primera piedra en la festividad de san Juan de 1889. La muerte de Grau en 1893, «hombre de carácter fuerte, inteligente y emprendedor», supuso el abandono posterior de Gaudí, que quemó los planos mientras pronunciaba la frase «serán incapaces de terminarlo e incapaces de dejarlo inconcluso». Pese a la insistencia de los prelados sucesivos porque Gaudí retomara la obra fue Ricardo García Guereta el que la culminó. Por todos estos avatares, «fueron los obispos los auténticos constructores», concluyó.