Exigen un contraanálisis que evite los errores de diagnóstico de la brucelosis

El repunte de la brucelosis y la tuberculosis en la cabaña ganadera leonesa ha despertado la reivindicación de los ganaderos para que la Administración les permita recurrir a un contraanálisis en caso de que se detecte una de estas enfermedades de declaración obligatoria, que terminan con las reses afectadas en el matadero. Así lo solicitaba ayer el presidente de la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Hermanos Cuenca, Julián Cuenca Molaguero.

En esta granja de Gordaliza del Pino, con 150 reses de vacuno de leche, se han sacrificado quince vacas cuyos análisis resultaron positivos en esta campaña de saneamiento ganadero, después de 26 años de funcionamiento sin que se hubiera detectado caso alguno de esta enfermedad ni de Tuberculosis, aseguró Cuenca. La SAT solicitó a la Sección Agraria Comarcal verificar con nuevas pruebas el resultado de la campaña, a lo que ésta contestó que la legislación no permite los contraanálisis. Sin embargo, el presidente de la sociedad señaló «que todo el muestreo del matadero resultó negativo. Con lo cual, si los análisis que se deben realizar en un mes volvieran a resultar negativos podríamos estar hablando de un error, porque a cualquier veterinario no le encaja esta situación».

Sin embargo, la normativa de la Unión Europea en sanidad animal no permite a los estados miembros realizar contraanálisis, según confirmaron ayer fuentes del sector, lo que deja a los productores «sin armas ante la Junta de Castilla y León». Cuenca señaló que las exigencias de calidad obliga a realizar «una importante rotación de animales» en las explotaciones y la retirada de la carta verde a la explotación supone la imposibilidad de comprar y vender animales en un periodo de tiempo que podría prolongarse hasta dos años, en función de los resultados que arrojen las pruebas de la analítica prevista en caso de positividad.

«No digo que el laboratorio donde se realizaron los análisis no sea el mejor del mundo, pero en todo lo humano se producen errores», señala el presidente de la sociedad agraria, que exige «seguridad» antes de que se inmovilice una explotación, situación que puede, indicó, llevarle incluso al cierre. Cuenca indicó que en noviembre del año pasado adquirió ocho ejemplares de una explotación de Joarilla de las Matas, «animales saneados por la propia unidad agraria». De éstos, «dos han resultado positivos en brucelosis» y, por tanto, sacrificados.

Cuenca se muestra desconfiado porque los animales positivos «son vacas viejas y aquí es al revés». También señala que si no consiguiera la carta verde en breve no podrá cumplir el contrato de entrega de leche firmado, aunque «en extensión agraria nos han asegurado que no habría sanción ni rebaja de cuota si no pudiésemos cumplir por este motivo».

La contradicción

En Valcabado del Páramo, Víctor Manuel Graja Cachín también desconfía. Por primera vez en 25 años 15 de sus vacas han dado positivo en brucelosis y desconfía del diagnóstico: «La brucelosis produce abortos y las vacas que van a matar están preñadas», manifestó.

Además, Cachín asegura que no ha llevado «ganado nuevo» a su granja, ya que, con 225 animales, es capaz de reponer las cabezas de ganado necesarias para la producción de leche. «Aquí el único movimiento de ganado que se realiza son las salidas para el matadero», sostiene. Se encuentra a la espera que desde la Sección Comarcal Agraria de La Bañeza ordene el sacrificio de las reses.

Desde ambas ganaderías señalaron que las indemnizaciones de la Junta por el sacrificio de animales pueden llegar a los 600 euros, «en función de la edad» de los animales, cantidad a la que se sumaría la aportada por el seguro agrario si se hubiera suscrito para esta circunstancia.