Diario de León
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Carta te escribo martin martínez

Querido hermano: Esto se acabó; el verano está dando las últimas boqueadas. Ha sido un «ferragosto», digno de los romanos, que nos ha hecho sudar y se lleva por delante bosques y matorrales, pastos y rastrojeras; entre tanto he visto una foto de esta casa, creo que era de Jesusín, en la que nos mostraba brotes verdes en los predios calcinados del Teleno. Lo que me hubiera gustado ver era la foto del criminal que propició el desastre.

Como ya sabes, desde el 4 de julio estoy en capilla; la culpa es de un «bicho» que me detectaron en el bofe izquierdo; cosa nada extraña, pues durante más de 60 años llevaba participación de todos los números y algún día tenía que tocarme. No culpo a los tabaqueros cacereños, ni siquiera a los cínicos dirigentes que, desde aquel al que decían Generalísimo, hasta el de hoy nada han hecho; bueno sí, han prohibido de todo menos plantar tabaco. No culpo a nadie; soy el único culpable y me atengo a las consecuencias.

Quiero que quede aquí me agradecimiento por el trato exquisito recibido en el Hospital de León; a todo el equipo de la planta tercera y especialmente a los doctores Morán y Ester Fernández.

Por mor del «bicho», hermano, he pasado el verano enclaustrado; la mitad con el aire acondicionado hospitalario y el resto en el Buyeiro. Así que nada puedo contarte de las fiestas de Santa Marta; según los organizadores, el equipo municipal de gobierno, han sido un éxito; por el contrario, según opiniones de la oposición el fracaso ha sido absoluto. Lo mejor es demediar.

Entre mientras del internamiento, leí en el portátil que en la Cepeda le han ofrecido un homenaje a la gran nadadora española, con raíces maternas en esta comarca, Erika Villaécija. Supongo que estás al tanto de sus méritos y medallas, más de una de carácter mundial. La conocí en las fiestas de Santa Marta del pasado año, cuando ella ofició de pregonera de las mismas atendiendo a la invitación que le cursó nuestro Ayuntamiento. Desde el balcón de la Casa Consistorial hizo una faena más que aliñada; departí con ella aperitivo en el parque de la Sinagoga y posterior almuerzo por invitación del Excmo. Ayuntamiento. He de decirte que de aquellas escasas horas saqué la impresión de una muchacha educada, dulce, encantadora, buena conversadora, algo tímida y una profesional como la copa de un pino.

Y siento tener que decírtelo, hermano. Si el año pasado, me cautivó por su sencillez, su saber estar, por su dulzura, desde hace un tiempo me ha decepcionado, tal vez porque uno ya es demasiado mayor. Te lo explico: en esa travesía loca en la que se han embarcado unos cuantos catalanistas, han ido captando voluntades para presentar un panorama que para unos puede ser real y para otros una huida hacia delante. Entre los muchos deportistas de élite, cuyos nombres no van al caso porque son conocidos de todos, que apoyan la demencia de don Arturo Más, se comprobó la firma u opinión favorable al separatismo de Erika, apoyando incondicionalmente la independencia catalana, aunque hayan de hacerlo en inglés.

Doy por sentado y admito que Erika tiene el absoluto e inalienable derecho a expresar su sentimiento, en este caso catalanista; entre otras razones porque en esa bella región nació, allí ha crecido y allí ha desarrollado su brillante carrera de nadadora. Carrera en la que sigo deseando para ella los mejores éxitos que aplaudiré con entusiasmo por lo que nos toca de su ascendencia de estas tierras. Así mismo, entiendo su postura, aunque no la comparta, como producto de mi decepción; ella es libre de tomar sus opciones que yo respeto. Tú, cuídate.

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