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Los voluntarios abren el camino al urogallo

Seo Bird Life concluye en Omaña los campos de trabajo para salvar la especie.

Participantes recogen alambre de espino para evitar que los urogallos colisionen con él.

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guillermo otero | león
León

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Los dos campos de trabajo organizados por la Sociedad Española de Ornitología (SEO) este verano, en los espacios naturales de Omaña y Luna, terminaron el domingo pasado con un resultado «muy satisfactorio», según asegura Felipe González, delegado de la organización en Cantabria. El cometido de los 24 voluntarios que participaron en el proyecto fue mejorar el hábitat del urogallo cantábrico con acciones encaminadas a eliminar los peligros y mejorar su hábitat. Esta subespecie ha perdido en tres décadas el 60% de su población y su territorio ha quedado reducido a los montes de Asturias y el norte de León.

«Los voluntarios suelen ser jóvenes entre 20 y 30 años, estudiantes de alguna materia relacionada con la conservación de la naturaleza. Provenientes de todas las partes de España», afirma el delegado cántabro.

Los asistentes, divididos en dos tandas de una semana de duración cada una, han tenido su base de operaciones en Murias de Paredes, en la comarca de Omaña, desde donde se han desplazado a las zonas seleccionadas para realizar las acciones orientadas ha su conservación. Estos trabajos han estado dirigidos por los técnicos de SEO y se han centrado en eliminar las principales causas de mortalidad de esta especie.

A lo largo de las, aproximadamente, dos semanas que duró el voluntariado (del 19 de agosto al 1 de septiembre) los participantes, a propuesta de la Junta de Castilla y León, han retirado varios kilómetros de antiguo cable metálico o cierres ganaderos, que constituyen la principal causa de muerte no natural de la galliforme debido al riesgo de colisión. Además han señalizado, con placas de plástico, determinados tramos de estos alambres que atraviesan zonas boscosas con presencia del ave. Otra actividad es determinar el impacto que los herbívoros domésticos y silvestres ejercen sobre las arandaneras, recurso alimenticio clave para el urogallo. Asimismo, han eliminado los tubos protectores empleados para salvaguardar, durante su crecimiento, los frágiles brotes de especies como el acebo, el tejo, el roble o el abedul. Árboles utilizados para diversificar la masa forestal del hábitat del urogallo. «También colaboramos con la gestión del entorno, limpiando caminos tradicionales de paso, retirando y mejorando patrimonio como molinos o cabañas», declara Felipe. Afirma que el objetivo de estos campos de trabajo es que los voluntarios se vayan satisfechos y comprendiendo y conociendo de primera mano qué se hace y cuál es la problemática que atraviesa el urogallo. «Son voluntariados muy cotizados, recibimos en torno a 100 solicitudes», señala.

El urogallo cantábrico es una rareza biológica que puebla tan solo la cordillera sur cantábrica. Ha diferencia de sus congéneres habita un clima más cálido y en bosques caducifolios. «Salvar al urogallo cantábrico es probablemente el reto ecológico más complejo a los que se enfrenta la comunidad conservacionista de España. Su desaparición supondría perder una reliquia ecológica y la calidad de nuestros bosques», finaliza González.