Reflexiones navideñas
Carta te escribo martín martínez
Querido hermano: Navideñas, porque dadas mis circunstancias ya sabidas, éstas han sido las más hogareñas que he vivido. Y en este retiro convaleciente entre las numerosas visitas –todas repetían, que buen aspecto tienes- llegó la de Nolete. Con eso de la sobrinada repartida por media España y que se aprovecha del Club de los 60 y del Inserso, apenas le vemos el pelo estos meses. Asegura que desde ahora será culo de buen asiento, que no se moverá del pueblo sino es para venir a darle al codo y al palique. Mira tú, que viene con las ínfulas separatistas redobladas, más exacerbadas que hace tres o cuatro años. Ha visto que a don Arturo Más (o menos), con solamente amenazar le salen las cuentas para endeudarse hasta las cejas, está en trance de imitarle, y sin «referendum» ni leches marineras proclamar la «República Unida de Maragatería»; más necesaria ahora, dice, con ese engendro territorial con el que quieren dejar a las Juntas Vecinales a tres velas, a la vez que los Ayuntamientos serán pura entelequia, pura filfa.
Inicialmente esa Unión la formarían los municipios maragatos de Brazuelo, Santa Colomba, Luyego, Santiagomillas y el Val; Astorga quedaría fuera por razones obvias, aunque sí podrían adherirse, por su condición inexcusable, Murias, Castrillo y Santa Catalina y hasta Valdeviejas, abundando en el no mucho cuidado que les da la ciudad; a la vez le harían una perfecta higa a Rajoy que venía de vez en cuando —no sé si seguirá— a Castrillo para zamparse un cocido maragato en toda regla. Una de las veces dejó a Maruja, su destino predilecto, enojada, pues según me dijeron acudió a otro mesón por razones de seguridad. Ahora si la cosa prospera lo haría a otra nación.
Aconsejé a Nolete que para tal aventura debería contar con Peyuca quien, como sabes, tiene una querencia especial por el Jerga y sería un buen apoyo desde La Maluenga hasta Valdeviejas; aunque Pablo, el muy cuco, según el calendario que repartió estas fiestas pasadas, con foto incluida, tiene otras miras; al menos eso se desprende de la leyenda «Peyuca 2015». Recapacita hermano; también en el anterior ponía «Peyuca 2011».
Aseguró Nolete, mientras mermaba un buen caldo berciano, que a pesar del vagabundeo, no dejó ni un solo día de repasar este DIARIO, con cuya lectura estaba al cabo de la calle. Y así iba desgranando sus reivindicaciones que pasaban del ámbito nacional al municipal, mediante el autonómico y provincial; serían muchas a enumerar. Lo del «pico pardal», por ejemplo, lo tiene en el entrecejo pues debe ser un puntal absoluto para la nueva demarcación, auque quede fuera de la UE; asegura que, además de plantear la correspondiente denuncia, habría que fumarse un buen puro con Luengo a ver quien echa más humo; y si preciso fuere cantarle aquella coplilla que se iniciaba con «arrancando garbanzos te he visto….».
A los de Valladolid, exigirles de una puñetera vez que los accesos a Foncebadón, por una y otra vertiente, necesitan un repaso jacobeo; decirle a Silván como primer responsable del desaguisado que con prometer y risitas no basta. Y que no se olvide del Puerto del Palo y su carretera iniciada hace muchos años. Amén de que se cierren ese proyecto de territorialidad al espacio que en su día será la «República Unida de Maragatería». Veremos en que queda la cosa.
Addenda.— Abel agarró la quijada del asno y se la estampó a Caín; le enseñó la sede de cierta asociación y dejó en claro las diferencias que existen entre asociaciones, según la quijada. Caín, sacó sus conclusiones que ahora no expone porque todavía no se ha restablecido del mamporro. Pero, haber haylas. Cuídate hermano; también de las quijadas.