Un trastorno psicológico, baza de una defensa que sólo habla de homicidios

El reto para la defensa del acusado por el múltiple crimen de Degaña, José Manuel Álvarez Fernández, está en demostrar al tribunal que no existió alevosía ni ensañamiento «como sostiene la acusación particular». El abogado de Álvarez, Javier Ordóñez Morán, no cierra las puertas a un acuerdo que resuelva el juicio en su primera jornada, porque las pretensiones de la acusación particular «son muy altas», con más de 100 años de prisión y cientos de miles de euros por la responsabilidad civil que conllevan los delitos que estima.

El Ministerio Fiscal aprecia un asesinato consumado, otro en grado de tentativa, dos homicidios y un intento de homicidio. Pero más duras que las calificaciones del fiscal son las de la acusación particular, que le acusa de tres asesinatos y otros dos en grado de tentativa.

Ordóñez, que nunca ha negado la complicada situación a la que hace frente su cliente, también argumentará «el transtorno límite de la personalidad» del leonés, que no le impide discernir entre el bien o el mal, pero que afecta a su capacidad de actuar. «Distingue entre la licitud o ilicitud de unos hechos, pero sufre unos impulsos lo suficientemente fuertes como para inhibir la acción», explica el letrado.

José Manuel Álvarez, minero de profesión, está en prisión preventiva desde que fue detenido, el mismo día en el que entró en casa de la familia de su ex esposa para acabar con tres vidas y marcar para siempre con la violencia la de otras, incluidos sus hijos. Según su abogado se encuentra «muy arrepentido, con ganas de que termine todo esto y de pedir perdón a las víctimas y a sus familias. Si pudiera retroceder en el tiempo no volvería a hacerlo».